domingo, 24 de enero de 2016

¿RENOVACIÓN MUNICIPAL…?

En muchas municipalidades del País, desde el día 15 de este mes de Enero, fecha en que se efectuó por ley el traslado de la “vara edilicia” (señal de mando) en casi todo el territorio nacional, hemos venido siendo testigos de sustituciones, no solo dentro del Concejo Municipal sino también dentro de los hombres o mujeres que habían ocupado puestos de confianza en el seno municipal.
            Y esto, no deja de ser natural dentro de la política criolla guatemalteca porque aquí
es muy difícil (casi imposible) que se respete una carrera municipal; si hay cambio de alcalde, también se van muchos de los empleados que aunque hayan cumplido con honor y responsabilidad el puesto que les confiaron, ya no son bien vistos por el que llega y de un solo “plumazo” y sin ver si hace bien o mal al municipio, ordena que muchos se vayan a su casa.
            ¿Esto es correcto? Contestemos con la expresión tan conocida que dice: “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es del color del cristal con que se mira”. ¿Por qué? Porque los funcionarios nuevos desean rodearse de personas de su total confianza y ello es correcto; lo que no se vale es que nombren en lugar de empleados correctos, decentes, probos e idóneos a gente que no cumple con los requisitos de idoneidad, capacidad y honradez que determina la misma Constitución Política de la República de Guatemala y la Ley de Probidad y Responsabilidades de funcionarios y empleados públicos.
            No se vale que algunos alcaldes en el territorio nacional sigan con las mismas prácticas del pasado en el aspecto administrativo tomando como botín político las municipalidades para pagar favores de campaña y lo que es peor,  pagando de esta manera a sus financistas políticos sin que ellos tengan la menor idea de lo que significa el cargo que les otorgan y qué es lo que van a hacer en esos puestos.
            Si esto sigue ocurriendo en cualquiera de las municipalidades del País, los nuevos funcionarios han comenzado muy mal su gestión y el pueblo (cualquiera que este sea) no tardará en darse cuenta y protestar en las plazas públicas que es lo que ahora se estila. El mismo gobierno central ha tenido que hacer cambios urgentes en sus planes administrativos y ahora tiene un problema complicado con el nombramiento de la persona que está ocupando el puesto de Ministra de Comunicaciones, precisamente porque no cumple los requisitos establecidos en ley. Si Guatemala expulsó y encarceló a un Presidente y una vice-presidenta supuestamente corruptos, ¿Cuál sería la razón para no hacer lo mismo con funcionarios o empleados de menor categoría, no idóneos?
            Luego entonces, no decimos que los nuevos alcaldes no tengan derecho de hacer los cambios pertinentes dentro del entramado municipal; lo que afirmamos es que no deben simplemente hacer cambios, sino renovaciones que mejoren ostensiblemente el servicio municipal con  gente de su confianza, que cumplan los requisitos que la ley establece y a los que no les quede demasiado grande “el tacuche” que los anteriores dejaron.
            Pero, sobre todas las cosas, que no coloquen a gente arrogante, prepotente, abusiva, altanera, que a lo mejor posee un cartón universitario pero que no tienen respaldo intelectual, moral ni psicológico (porque no saben nada y se creen la mamá de Tarzán) porque lo obtuvieron quien sabe de qué manera; ellos solo significan un cambio pernicioso y destructivo pero jamás representarán una renovación pertinente, eficaz y positiva para el servicio municipal que, de verdad, otorgue un real beneficio para el vecindario.

            ¡Ojo! El Pueblo vigila.

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