¿RENOVACIÓN MUNICIPAL…?
En
muchas municipalidades del País, desde el día 15 de este mes de Enero, fecha en
que se efectuó por ley el traslado de la “vara edilicia” (señal de mando) en
casi todo el territorio nacional, hemos venido siendo testigos de
sustituciones, no solo dentro del Concejo Municipal sino también dentro de los
hombres o mujeres que habían ocupado puestos de confianza en el seno municipal.
Y
esto, no deja de ser natural dentro de la política criolla guatemalteca porque
aquí
es muy difícil
(casi imposible) que se respete una carrera municipal; si hay cambio de alcalde,
también se van muchos de los empleados que aunque hayan cumplido con honor y
responsabilidad el puesto que les confiaron, ya no son bien vistos por el que
llega y de un solo “plumazo” y sin ver si hace bien o mal al municipio, ordena
que muchos se vayan a su casa.
¿Esto es correcto? Contestemos con
la expresión tan conocida que dice: “En este mundo traidor nada es verdad ni
mentira, todo es del color del cristal con que se mira”. ¿Por qué? Porque los
funcionarios nuevos desean rodearse de personas de su total confianza y ello es
correcto; lo que no se vale es que nombren en lugar de empleados correctos,
decentes, probos e idóneos a gente que no cumple con los requisitos de
idoneidad, capacidad y honradez que determina la misma Constitución Política de
la República de Guatemala y la Ley de Probidad y Responsabilidades de
funcionarios y empleados públicos.
No se vale que algunos alcaldes en
el territorio nacional sigan con las mismas prácticas del pasado en el aspecto
administrativo tomando como botín político las municipalidades para pagar
favores de campaña y lo que es peor, pagando
de esta manera a sus financistas políticos sin que ellos tengan la menor idea
de lo que significa el cargo que les otorgan y qué es lo que van a hacer en
esos puestos.
Si esto sigue ocurriendo en
cualquiera de las municipalidades del País, los nuevos funcionarios han
comenzado muy mal su gestión y el pueblo (cualquiera que este sea) no tardará
en darse cuenta y protestar en las plazas públicas que es lo que ahora se
estila. El mismo gobierno central ha tenido que hacer cambios urgentes en sus
planes administrativos y ahora tiene un problema complicado con el nombramiento
de la persona que está ocupando el puesto de Ministra de Comunicaciones,
precisamente porque no cumple los requisitos establecidos en ley. Si Guatemala
expulsó y encarceló a un Presidente y una vice-presidenta supuestamente
corruptos, ¿Cuál sería la razón para no hacer lo mismo con funcionarios o
empleados de menor categoría, no idóneos?
Luego entonces, no decimos que los
nuevos alcaldes no tengan derecho de hacer los cambios pertinentes dentro del
entramado municipal; lo que afirmamos es que no deben simplemente hacer
cambios, sino renovaciones que mejoren ostensiblemente el servicio municipal
con gente de su confianza, que cumplan
los requisitos que la ley establece y a los que no les quede demasiado grande
“el tacuche” que los anteriores dejaron.
Pero, sobre todas las cosas, que no
coloquen a gente arrogante, prepotente, abusiva, altanera, que a lo mejor posee
un cartón universitario pero que no tienen respaldo intelectual, moral ni
psicológico (porque no saben nada y se creen la mamá de Tarzán) porque lo
obtuvieron quien sabe de qué manera; ellos solo significan un cambio pernicioso
y destructivo pero jamás representarán una renovación pertinente, eficaz y
positiva para el servicio municipal que, de verdad, otorgue un real beneficio
para el vecindario.
¡Ojo!
El Pueblo vigila.
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