CORRUPTO Y SIN VERGÜENZA:
El agua, señoras y señores (y no pretendo descubrir “el agua azucarada”) ha sido, es y seguirá siendo, quién sabe por cuánto tiempo más, el “talón de Aquiles” de muchos funcionarios “de aquí y de allá”; y será aún más grave, cuando no se tiene ni idea de lo que se puede o se debe hacer para resolver tan espinoso problema; mientras más tiempo pase el problema será mayor por cuanto el incremento poblacional y en su caso, la explosión demográfica, nos “agarre con los calzones en la mano”; tan agudo es el problema que, quienes jamás se han preocupado de nada, ahora están organizando “tanques de pensamiento” para formular una Ley Nacional de Aguas.
Ojalá
que todos entendamos que para resolver esta situación, no es cosa de
“ocurrencias”, de “probar” para ver que sale o de “ideotas” que lo único que
pretenden es embolsarse una buena cantidad de “fichas” para medio arreglar el
futuro de la familia.
Pero
vamos a la historia que deseo relatar: En una de las zonas de Huehuetenango, en
donde, como en la mayoría, hace rato que no les llega el agua, algunos vecinos
(señoras, principalmente) descubrieron que una de las personas que vive,
alquilando, en una casa del sector, es empleado municipal; dispusieron entonces
valerse de sus buenos oficios para que se les beneficiara llevándoles una pipa
para aliviar su imperiosa necesidad.
Llegó
el camión cisterna de la Municipalidad con el tan ansiado “líquido vital”, que
es como se le denomina; me partió el corazón cuando me contaron la reacción de
todos cuando la pipa comenzó a distribuir el agua; dicen que era como que si se
hubiesen “sacado la lotería”; cuentan que los chiquillos brincaban de alegría
cual si “Santa Claus” les hubiese llevado un juguete “super” deseado; les
llevaron pues una solución pasajera para necesidad tan imperiosa.
Luego
de que pasó la alegría y la felicidadllegó una nota (no sé cuántas se
repartieron) en donde, supuestamente, se les informaba que en la repartición
del agua, se había extraviado una manguera de la pipa y que se solicitaba que
la o las personas recipiendarias debían colaborar con la cantidad de Q.250.00;
y firmaba la petición “El piloto del camión cisterna”…Sin nombre.
Quienes
recibieron la nota se sorprendieron pero también se encolerizaron; una de las
señoras “de armas tomar”, dispuso averiguar en donde vivía el piloto del camión
y al saberlo lo fue a buscar para increparle su actitud; la respuesta del
chofer sorprendió más a la vecina: “Señora, le dijo, yo no he perdido ninguna
manguera; y si así hubiera ocurrido, tenemos sistemas para reportar la pérdida;
lo que sí le puedo asegurar es que entre nuestras opciones jamás estará la de
pedir dinero a los vecinos”.
Luego
de esta explicación, los ojos de la señora y los reflectores de los vecinos en
general, se han enfocado en aquel a quien, en un momento dado, pensaron que les
estaba ayudando desinteresadamente.
Si
están en lo correcto, el título de esta columna no podía ser otro: Corrupto, sin vergüenza, mal nacido…
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