domingo, 14 de septiembre de 2008

ATRACO

Insisto en que muchas personas que dejaron Huehue. hace algunos años, cuando nuestra ciudad y nuestro Departamento en general eran lugares indudablemente paradisíacos por su clima, belleza y tranquilidad, se molesten (pocas lo hacen con este servidor) cuando aparecen en todos nuestros periódicos semanales las notas en las cuales informamos sobre el estado de inseguridad y de violencia que vivimos actualmente.
Quienes se molestan conmigo lo hacen porque desean-y eso lo han expresado claramente-que no publiquemos nada que tenga que ver con el asunto; he afirmado que eso sería tanto como mentir o permitir que a nivel internacional se conservara una imagen totalmente absurda por lo falaz, de algo que no existe en la realidad. Huehuetenango dejó de ser, hace mucho tiempo, ese lugar en que nuestra infancia, nuestra juventud y parte de la edad adulta, transcurrió de manera tan extraordinaria por la carencia casi total de los delitos y crímenes que hoy empañan nuestra vida diaria.
Pero lo mas terrible es que las cosas se ponen cada día peor; la semana pasada, en artículo especial, nos referimos a asunto tan triste y frustrante haciendo ver algunos de los niveles en los cuales la violencia de todo tipo se ha enseñoreado.
Pero siempre queda algo en el tintero...Con cambios de nombres por razones obvias, esta es la historia totalmente apegada a la verdad: Juan Carlos, un muchacho inquieto de unos 28 años, compró un microbús para ponerlo al servicio de niños estudiantes de la localidad y también para realizar otro tipo de viajes privados de manera que con el producto del trabajo, se pagara el vehículo en tiempo. ¡Y así fue! Pero por razones de trabajo personal, como a los tres años de haber iniciado esta actividad, dispuso dejarla y ofreció en venta el microbús.
A Ramiro, un hombre ya vivido, con el pelo canoso, trabajador como pocos y jubilado de un empleo al que se entregó por entero, con el valor agregado de confesar muy sinceramente la religión evangélica, pensó que para mantenerse activo y para seguir prestando el servicio que Juan Carlos ofrecía en un Colegio propiedad de su Iglesia, bien le vendría comprar el vehículo porque además existía la posibilidad de ganarse unos centavos adicionales.
Con el apoyo de su familia se “lanzó al agua” aún cuando tenía la limitante de que no sería el quien pilotara el vehículo. Las cosas, sin embargo, se dieron bastante bien desde que inició la actividad en Enero de 2,007 porque no había tenido problemas o imprevistos negativos de ninguna naturaleza.
Este año se inició con total normalidad pero uno de “esos días” de la última semana de Agosto, ocurrió lo impensable: Inició el recorrido, como todos los días, unos minutos después de las seis de la mañana; tripulaban el microbús Ramiro y el piloto; debían recoger como siempre en un sector de El Cambote, zona 11, al primer niño del colegio; salió la madre del chiquillo para decirles que habían tenido un atraso y que por lo tanto el jovencito no iría en el microbús; ella lo llevaría al establecimiento unos minutos después; habiendo cumplido con la primera “parada”, tomaron el rumbo de costumbre que es una carretera pavimentada pero estrecha que conduce del lugar mencionado al “Monumento al Caminero” en la zona 8; no obstante que el trayecto, se comenta, es peligroso por la delincuencia, a ellos nunca les había ocurrido nada...
Pero esa mañana...Les interceptaron el paso unos sujetos que, al detener el vehículo se introdujeron violentamente en el mismo y después de expresiones amenazantes y por demás soeces, tomaron el volante y se dirigieron a un sector de Chinacá en donde los abandonaron. El microbús pudieron llevárselo con dirección al departamento de El Quiché.
empleo y los niños del Colegio sin transporte.
Pero nosotros nos preguntamos: ¿Será que estos descastados solo querían robarse el vehículo? ¿Cabría la posibilidad que quisieran secuestrar al único niño que debía viajar a esa hora en el microbús a sabiendas que pertenece a una familia adinerada?
Se llevaron el vehículo con el daño consiguiente ya planteado pero es un hecho que el delito pudo ser de alto impacto habida cuenta que las operaciones de secuestro han comenzado, hace algún tiempo, en esta región.
El Gobernador Departamental, funcionario responsable de la seguridad en Huehuetenango ¿Ya tomaría cartas en el asunto?

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