EL PUENTE DE JUMAJ

No podemos dejar de mencionar en la entrega de esta semana, aunque francamente no quisiéramos, la continuación de este asunto tan molesto como es el resultado de la denuncia presentada por el alcalde municipal para que, las autoridades, sean cuales fueren, “retiren inmediatamente” el puente Bayley colocado sobre el puente La Unión que divide la zona central, de Jumaj y un buena cantidad de comunidades que suman unos veinte mil habitantes.
¿Qué podíamos esperar ante “tamaña” denuncia, manifestación de “berrinche”? Pues simplemente que estas comunidades y me parece que un alto porcentaje de la población del municipio, reaccionaran de acuerdo a las circunstancias. Se produjo una reunión masiva el domingo anterior y el lunes una manifestación por las calles y avenidas, que pasó frente a la Municipalidad, hasta entregar un documento de defensa, ante el Ministerio Público en la zona 8.
Me pregunto: ¿Hay necesidad de esto? ¿Qué caso tiene “picar el avispero” por una situación que, de antemano está perdida y que solo lleva el sello del capricho, del berrinche, de la inmadurez y falta de ecuanimidad?
Y para echar mas fuego a la leña ¿Qué van a hacer los técnicos que vinieron a instalar este puente Bayley cuando, implícitamente, en esta denuncia presentada por el alcalde, se pone en entredicho (y de muy mala manera) la idoneidad del trabajo por ellos efectuado?
¿Qué es lo que ocurre en ciertas esferas de “poder” que ya se perdió “el poder” de la inteligencia y de la lógica? No escribo idoneidad porque esa palabra parece ser desconocida en muchos lugares del municipio.
Anteriormente sugería, ahora sí, una denuncia jurídicamente bien planteada, para despojar del cargo a aquellos “funcionarios” que por interdicción, son incapaces de administrar los bienes del municipio y se dedican a dilapidar los fondos municipales a ellos confiados, sin sentir el menor remordimiento por ello; mas bien como que están haciendo alarde de su corrupción y de su enriquecimiento ilícito.
Una revisión de cuentas a cargo de auditores y contadores públicos de honorabilidad comprobada - aquellos que no se compran ni se venden - vendría muy bien en este momento por el que atraviesan algunos municipios del País; solo así, ciertas poblaciones del País, entre las que seguramente se encuentra la nuestra, recobrarán su estabilidad emocional y su tranquilidad.