AL FILO DE LA NAVAJA
Las primeras informaciones nos llegaron desde fuera del Departamento; algunas personas que viven en el extranjero preguntaron que pasaba; creo que pocos podían creer lo que ocurría en jurisdicción del municipio de Santa Ana Huista, pero la tranquilidad de un Domingo que comenzó como todos, se había roto abruptamente.
Todo principió por una competencia hípica que se había pactado entre gente que maneja mucho dinero y que mandaron construir hace pocos meses, una pista con todos los adelantos de la tecnología de punta para carreras de un cuarto de milla; está ubicada en jurisdicción de la aldea Agua Zarca y a pocos metros de la frontera mexicana; cuenta con palcos para los grandes apostadores, asientos para las personas que visitan el lugar en busca de emociones fuertes; por la tubería que separa los asistentes de la pista corre agua o algo así; para darle el toque “perfecto” además de la cámara fotográfica que se acciona al ingreso de los caballos en la meta, debemos apuntar que la pista de carreras está cubierta con arena de mar traída probablemente de la costa mexicana por ser la mas cercana. Existen otros detalles que la asimilan a las mejores de América.
Los animales que participan, obviamente, son de un cuarto de milla y proceden de Perú, España y otros países americanos y europeos; por lo tanto, son “pura sangre” y carísimos; las apuestas que se intercambian en las dos o tres competencias anuales que se programan, pueden acelerarnos la respiración. Aquí todo se paga, desde el ingreso y hasta una “mala mirada”...
La gente comenzó a llegar alrededor del medio día pero se palpaba en el ambiente que algo “raro” ocurriría. Sin embargo y en apariencia, todo caminaba bien: El servicio de comidas y bebidas funcionaba correctamente, pero la tensión se sentía cuando las apuestas principiaron; talvez algo que llamaba la atención, era el premio para el jinete triunfador de la competencia principal: Un pick up rojo último modelo adornado con una gran moña.
De pronto comenzó la refriega porque alguien supuso y con fundamento, que la competencia programada no era sino simplemente un señuelo...¿Quién disparó primero? Si alguien se dio cuenta jamás lo dirá...Lo cierto es que el cruce de balazos salidos de armas muy poderosas fue brutal y los cuerpos fueron cayendo una tras otro porque es campo abierto; no hay donde resguardarse; la única salida que algunos consideraron apropiada para salvar la vida fue dirigirse hacia Agua Zarca, seguir por la carretera de terracería hasta llegar a Cuatro Caminos y luego, en asfalto, cruzar hacia Camojá y dirigirse a la frontera de La Mesilla; algunos fueron muertos en ese trayecto, tal era el odio, la furia, talvez por la traición que se percibió. Otros prefirieron tratar de cruzar la frontera cercana.
En la batalla campal entre adversarios se utilizaron fusiles AK-47, M-16, sub-ametralladoras, lanza granadas, bazucas y pistolas 45 y 9 mm. Un armamento moderno propio de los “ejércitos” privados.
Aquello había comenzado minutos después de las tres de la tarde y al caer la noche seguían escuchándose ráfagas y disparos aislados por esa región muy calurosa, aún en esta época de frío.
Pero ¿Cuál fue la verdadera causa que originó la masacre? Nuestras fuentes informativas afirman que los “apostadores” mexicanos venían con el propósito de “darle agua” a dos conocidos traficantes oriundos de la región que manejan enormes cantidades del polvo blanco; la competencia hípica habría sido simplemente el “anzuelo” para reunir a lo mas granado de esta “sociedad” de manera que al eliminarlos, el “mercado” local, quedaría en manos de los que salieran victoriosos en la batalla, quienes exhibirían como “trofeos”, las cabezas de los “jefes” locales.
Lamentablemente para ellos, la información previa que tenían, los cálculos que hicieron y la estrategia que manejaron se les vino abajo ante el poderío de sus supuestas víctimas; algo que para los atacantes foráneos resultó aterrador y desastroso. Las autoridades guatemaltecas estiman que murieron 34 personas: 17 de manera oficial y otras posibles 17. Pero nuestras fuentes privadas de información calculan mas del doble de este número. La mayoría de cuerpos, dicen, fueron “sacados”, por tierra y aire, de los lugares en donde murieron acribillados a balazos para llevarlos allende la frontera por uno o varios de los muchos puntos ciegos de esa frontera carente de vigilancia gubernamental de ambos países. Otros, fueron conducidos por sus familiares para velarlos y enterrarlos, con mucha discreción, en caseríos, fincas, cantones y ejidos cercanos. Esto es en síntesis lo que reza una de las muchas versiones que se manejan .
Lo cierto es que jamás se sabrá con exactitud el número de víctimas que cayeron esa tarde de Domingo por la ambición desmedida y la voracidad de quienes vivirán por siempre, al filo de la navaja...
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