LINCHAMIENTOS

Se siguen produciendo muertes violentas en distintas comunidades del Departamento en donde se han unido cientos de personas para tomarse “la justicia por mano propia”.
Esta es una manera aberrante de actuar por cuanto ninguna persona con cierto grado de entendimiento, que no preparación escolar, puede discernir entre el bien y el mal y saber que nadie tiene el derecho de matar a un semejante, por el motivo que sea, porque eso le corresponde solamente a Dios. Actualmente la mayoría de los Estados del mundo se inclina por abolir totalmente las penas de muerte para sentenciar, a los peores criminales, a una cadena perpetua.
En algunos países africanos y americanos se producen todavía los linchamientos y el resto del mundo los ve con horror y considera a quienes mantienen esa trágica costumbre como auténticos salvajes en los inicios del Siglo XXI.
Esto es lo terrible para Huehuetenango y los huehuetecos: Estamos siendo considerados habitantes de la edad de piedra, habitantes de una región inhóspita en donde ya no se respeta nada, ni siquiera la vida de nuestros semejantes que debiera ser algo sagrado.
Aquí en nuestro territorio se han linchado a varias personas, algunas por una simple sospecha o porque a alguien se le ocurrió que podrían ser delincuentes; por robar una gallina o hasta por pertenecer a la familia de alguien considerado como antisocial.
Es el colmo que estemos llegando a extremos tan despreciables por el mundo entero, talvez porque la ingobernabilidad y la falta de la aplicación de una justicia pronta y cumplida están a la orden del día en nuestro medio y todos estamos en estado de alerta y de conmoción; parece que nuestra adrenalina se dispara al menor “chispazo” de nuestra alarma corporal. Estamos prestos a defender a nuestra familia a como de lugar y utilizando todos los medios a nuestro alcance.
Pero de ahí a que nos reunamos para matar a la gente que a lo mejor no nos hace ningún daño, hay una diferencia abismal y aquí, el Gobierno de la República y los gobiernos municipales debieran principiar a cumplir con su deber para proteger la vida y los bienes de las personas.
Lastimosamente están mas preocupados por el dinero que les debe llegar de parte de los ciudadanos que por cualquiera otra cosa.