PUENTE DE JUMAJ

Ciento diecisiete años de historia han concluido sin pena ni gloria; el famoso Puente de La Unión o Puente de Jumaj se ha venido abajo totalmente; fue como que la “venganza de los dioses” se consumara y derrumbara de un solo tajo, desde la bóveda que durante mucho tiempo embelleció esa construcción, hasta los meros cimientos que cayeron ahora como un castillo de naipes ante un diminuto soplido.
Ese río, ahora crecido por las copiosas y destructivas lluvias que han caído con asiduidad sobre Guatemala (en un diluvio que no nos azotaba desde hace mas de cincuenta años), pasa, con alguna dificultad de oriente a poniente, porque piedras, trozos de cemento, arena, tierra y otros, han obstruido casi totalmente el cauce e impiden la circulación hídrica que debe quedar totalmente libre a la brevedad para evitar males mayores.
Por supuesto que esto se pudo evitar si las sucesivas administraciones municipales y centrales ubiesen trabajados con auténticos planes de desarrollo y en ellos se hubiese contemplado el mantenimiento de estas útiles obras de infraestructura. Nada ni nadie puede vivir tantos años sin vitaminas y medicinas para aliviar sus males. Nada es eterno...Todo pasa...Todo termina...
Lo único que podemos hacer es, con tratamiento y decisiones adecuadas, prolongar la vida útil de bienes y personas.
Ante la desaparición total del Puente de La Unión pregunto: ¿De que diablos sirven las disposiciones y los caprichos del inútil Instituto de Antropología e Historia de Guatemala? ¿De que sirve que declaren “monumentos históricos”, hasta “la calle donde tu vives”, si jamás dan un centavo para su conservación? Cuando alguna persona o institución, con honestidad y buena voluntad desea trabajar para la remodelación de un apolillado, semi-destruido, obsoleto e inútil objeto, pared, casa o lo que sea, se lo impiden hasta con juicios y cárcel, por el único delito de hacer algo que ellos son incapaces de realizar por negligencia y porque simplemente son suelderos desubicados y fuera de toda realidad.
El Puente de Jumaj se cayó también por falta de mantenimiento y porque cuando lo trataron, invirtiendo supuestamente mucho menos de lo presupuestado, en un trabajo empírico, mal encaminado y lesivo para la infraestructura del mismo, socavaron también su resistencia cubriendo sus errores y el material deficiente utilizado, hasta con nylons de color negro que develaban su ineptitud y su corrupción.
El Puente de La Unión se cayó también porque las autoridades jamás impidieron el tránsito de vehículos pesados que pasaron sobre el y sobre el puente Bailey que se colocó para evitar que esto ocurriera y darles fluidez a vehículos pequeños de la gente trabajadora del sector; por eso, por falta de ese necesario control, vimos desfilar camiones de todo tipo, furgones enormes, cisternas llenas con mas de diez mil galones, traylers hasta con ochocientos quintales que transitaban en horas de la noche y madrugada; pero los vehículos de volteo “topados” con materiales de todo tipo, pasaban a cualquier hora del día o de la noche. ¿Cómo pretendían que eso aguantara?
Hoy no solo se cayó lo que dieron en llamar últimamente “el puente patrimonial”, sino que las bases en donde está sentado el puente Bayley se erosionaron (observación personal necesariamente empírica); es riesgoso circular en cualquier vehículo por este lugar; y a la espera del dictamen de expertos en la materia, la decisión que deba tomarse, estoy seguro que no será del agrado de las personas mas interesadas. Sospecho que seremos afectados todos los huehuetecos.
¿Hay culpables? ¡Por supuesto que los hay! ¿Se debe sentar un precedente? ¡Claro que sí! Las agrupaciones organizadas del sector, cualesquiera que sean, debieran iniciar un juicio en contra de los verdaderos responsables de este desmadre que afecta a miles y miles de personas por la ineptitud, voracidad y corrupción de unos pocos. Abuso de autoridad, sobrevaloración, incumplimiento de deberes, entre otros, pueden ser delitos a evaluar y en su caso perseguir.
Estaremos atentos para saber si es que por fin se hace algo en este sentido aparte de luchar por la solución pronta del problema.