lunes, 24 de octubre de 2011

MALA ADMINISTRACIÓN:

Para la época seca calles, avenidas, edificios y carreteras del País son bloqueadas por sindicalistas inconformes con todo y para todo, haciéndole daño a un número tremendo de niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas y perjudicando enormemente la economía guatemalteca; durante las lluvias, se interrumpe el libre tránsito de vehículos, algunas veces por mucho tiempo, en virtud de que los trabajos que se han hecho, adolecen de estudios de factibilidad confiables, buena planificación y peor ejecución. Pero lo que nosotros vemos y sufrimos es la fractura de toda clase de carreteras y puentes y los enormes derrumbes que bloquean las vías; esto obviamente, perjudica, tanto como los sindicalistas, la economía nacional.
El origen podemos ubicarlo en una deficiente administración pública que por una parte permite que se violen las leyes del País permanentemente en los temas de libre locomoción y estricto cumplimiento de los horarios de trabajo de quienes son asalariados del Estado y por la otra, participa y conciente una increíble corrupción en las contrataciones de la obra pública vial.
El huracán Mitch desnudó nuestras falencias en edificios públicos y privados y en la red vial; hubo contrataciones millonarias para reparar y/o reponer lo destruido pero vino el Agatha y se volvió al principio: Destrucción total y nuevas contrataciones millonarias. El 12-E nos desnuda nuevamente: La red vial, que no acababa de re-componerse, queda en trapos de cucaracha. Y claro, se volverá a contratar a los mismos, para que hagan “nuevamente lo mismo”: Chapuces que si mucho durarán el verano y las próximas lluvias arrastrarán con obra vial recién estrenada pero ejecutada con pésima calidad; y así, por los siglos de los siglos…!Que lejos estamos de la construcción vial de las compañías extranjeras con excelente supervisión nacional, que nos dejaron carreteras que tuvieron algunas, vida útil hasta por treinta años!
Y lo mismo o peor se ve en las administraciones municipales que han sido abordadas por la galopante corrupción existente: Edificios municipales corroídos por el tiempo que se caen por falta de mantenimiento o que están a punto de perecer por la desidia, la infamia, voracidad e inutilidad de los administradores; calles y avenidas que son un asco porque cada vez que las “chapucean”, en lugar de ir al origen, se quedan en la superficie (lo hacen a propósito para sobre-valorar mil de veces, el mismo trabajo); ellos mismos (los administradores) pueden enviar a sus secuaces a robarse tapaderas de tragantes (a las que nunca les ponen seguridad) para hacerlas mil veces mas, con sobre-precio; todo es cosa de negocios sucios y mal-olientes.
¿Cuándo se acabará este desmadre? La esperanza es lo único que no muere; la vida se terminará antes…

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