GOBERNADOR NOMBRADO:

En un segundo o tercer plano de la información que se manejó esta semana, se dio a conocer el nombramiento de los 22 gobernadores de igual número de Departamentos que conforman la división política de la República de Guatemala.
No sabemos que tan satisfechos quedarían con su nuevo gobernador en el resto de los Departamentos del País pero aquí en Huehuetenango, principalmente en el sector de ciudadanos no políticos (que dicho sea de paso es el mayoritario y decente), ha quedado, desde que se conocieron los movimientos evidentemente interesados y anómalos en el proceso legal que debía seguirse para la propuesta de candidatos, un sabor realmente muy amargo principalmente por la imposición de que hemos sido objeto.
Hasta tal punto llegó “la cosa” que las personas con quienes nos hemos comunicado, afirman categóricamente que en este y otros sentidos, nos están dando y tenemos “mas de lo mismo”; y eso, para las expectativas, esperanzas e ilusiones forjadas por promesas de campaña, discursos oficiales de toma de posesión y en el poder y publicidad divulgada, representa un duro golpe no solo para la credibilidad de la cúpula gubernamental sino para la tranquilidad y la confianza de los guatemaltecos.
En el caso de los huehuetecos, no son solo los nombramientos para ocupar determinados puestos gubernamentales de relativa importancia que resultan incomprensibles por la totalidad de detalles que rodean este tipo de decisiones nos afectan de manera negativa, sino la seguridad de que todos los propietarios de vehículos pagaremos el doble por calcomanía, entre otros impuestos que perjudicarán “a los mismos” de siempre, lo que, talvez no desconcierta, pero sí siguen haciendo volátiles como el viento, las promesas de los políticos, vengan de donde vengan y sean quienes fueren.
Me permití buscar en Internet datos sobre los principales candidatos propuestos de manera anómala en la “cuarteta” oficial para el cargo de gobernador; del señor Siliézar (que ya no nombraro0n como gobernador pero si afirman ha sido seleccionado como Gerente del Consejo de Desarrollo) solo localicé datos de algunos miembros de su familia “afincados” en distintas agrupaciones políticas; de él, nada. Del señor Solórzano, nombrado gobernador de Huehuetenango, NADA. Lo conocí gracias a una fotografía suya publicada en un diario capitalino con datos, al pie, que pertenecen al señor Siliézar. ¡Tan perdidos estamos todos! Pero talvez, como huehueteco de pura cepa yo lo haya conocido alguna vez, a lo mejor conozco a su familia, quizá algo habría hecho que lo coloque en el mapa de la sociedad huehueteca, para bien o para mal. A lo mejor, detalles de su vida que sepamos ulteriormente, nos den la pauta de dicho nombramiento. Hoy estamos a cero. Y eso sí es preocupante, con mayor razón cuando recibimos mensajes de texto con detalles que no le favorecen.
Debo insistir en el amargo sabor de boca que esto nos ha dejado, principalmente entre aquellas personas que dieron su energía y su tiempo para acudir a las reuniones que, desde el mes de Diciembre de 2011, se iniciaron para participar en un proceso pulcro y decente para elegir los candidatos a proponer por parte de la organizaciones no gubernamentales con presencia dentro del Consejo de Desarrollo; nunca se imaginaron estos amigos que su trabajo, enmarcado dentro de los cánones que la ley establece, sería simplemente, lanzado al cesto de la basura. ¡Lo mismo de años anteriores!
Eso es quizá lo que mas molesta, porque si las cosas siguen siendo así, ¡Que cambien la Ley de los Consejos de Desarrollo, que cambien la Ley del Organismo Ejecutivo y de una vez por todas, QUE MODIFIQUEN LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA! Ellos tranquilos y nosotros como “chuchos apaleados”.
Para finalizar definitivamente este capítulo, en lo personal, jamás hemos tenido preferencias por ninguno de los candidatos legales o ilegales; al cabo solo recordamos conocer a uno de ellos. Por lo tanto ignoramos cuales sean la cualidades y calidades de cada quien. Elucubramos sobre el hecho de que, ahora es tan perseguida la gobernación por el manejo de cerca de doscientos millones de quetzales al año en el Consejo de Desarrollo que el nombrado preside. De ahí el tremendo interés de ciertos políticos por controlar el cargo.
¡Lo demás, es lo de menos!