lunes, 20 de febrero de 2012

ORDENANDO:

Escribimos hasta el cansancio, algunas veces hasta con desesperación, sobre el embrollo que nos tocó vivir a los huehuetecos luego de que, a consecuencia de los movimientos sociales que se registraron en los últimos años, parte del pueblo ya no dejó que Alcalde y Concejal Primero de la corporación municipal que ganó las elecciones en la contienda anterior, siguieran con las funciones que les correspondían acusándolos de una serie de ilícitos.
Cuando aquello ocurrió siempre manifestamos con claridad que lo más sensato que debería hacerse, era solicitar el retiro de todos los miembros de aquel grupo, independientemente del partido político al cual pertenecieran, porque adivinábamos una administración desastrosa si algunos se quedaban.
Al final se retiraron tres pero quedó lo peor de dicho grupo en lo que el pueblo señaló como una clásica y verdadera traición; se quedaron por lo que les convenía; aguantaron desprecios, insultos y hasta agresiones físicas porque ya habían “agarrado hueso” y aunque los huesos no se exprimen, ellos encontraron la fórmula y “exprimieron” el hueso hasta mas no poder a costa del abandono del pueblo, principiando por una dejadez total en las distintas dependencias de la Municipalidad en donde hay carencias de equipo, herramientas, insumos de todo tipo y ni siquiera cuentan con útiles de oficina.
Avaricia y anarquía (solo para comenzar con la letra “a”) dejaron como recuerdo estos sujetos quienes pretendieron mandar cada quien por su lado; como jamás hubo alcalde reconocido por el Tribunal Supremo Electoral, se aprovecharon para introducir el desorden en la municipalidad hasta el punto que, empleados y funcionarios, debieron aceptar órdenes contradictorias de unos y otros, síndicos y concejales, mas perdidos que “el correo del zar”.
La avaricia, puesta en marcha a toda máquina, dejó en trozos al municipio en general; solo se hicieron cosas sin orden ni concierto con el único propósito de que, casi el grupo completo, consiguiera quedarse en la corporación. Por ello compraron un “ojo de agua” en tres millones y medio y un “convoy” en cinco millones y medio de quetzales. Conjeturemos que cantidad de dinero de estos nueve millones llegó realmente a su destino y cuanto se quedó “embarrado”…Y eso solo de un par de “negocios”.
Lo cierto es que el Alcalde Municipal actual, en este mes y días que tiene de fungir como tal, está en un proceso de ordenar la casa y una de las primeras cosas que está tratando de realizar es que nuevamente se retome la disciplina y el orden administrativo; se está tratando de recordar a funcionarios y empleados que solo existe un administrador del que deben llegar todas las órdenes y este, es el Alcalde Municipal.
Conforme al Código Municipal le corresponde al Alcalde, entre otras funciones importantes: Dirigir, inspeccionar e impulsar todos los servicios públicos municipales, así como desempeñar la jefatura superior de todo el personal administrativo de la Municipalidad al que puede nombrar y retirar, según el caso. Interferencias oficiosas en este mandato legal, serán contraproducentes y muy negativas. Los jefes de dependencias han sido puntualmente advertidos recordándoles lo que afirma la ley.
Y es un hecho incontrastable que el camino legal, la prudencia, la diligencia, la honestidad y el orden, llevarán al éxito a la presente Administración Municipal.
Porque ¡Basta ya! de anarquía; que se olviden de pretender “morder sin muelas”. Como dice un conocido político: Cada mico en su columpio.

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