ESCALADA CRIMINAL:
Y no solamente es una escalada criminal sino existe un incremento delincuencial, actos de impunidad, de deshonestidad, en fin, estamos rodeados por la enorme corrupción que en niveles, antes muy correctos y decentes, se han dejado permear por elementos altamente perniciosos y negativos que pareciera nos convierten en una sociedad indigna y mal oliente.
No pasa una sola semana en la que no aparezcan en este medio de comunicación, las noticias de asesinatos que se cometen a mansalva, el robo permanente y en curva ascendente, de motos y vehículos de cuatro ruedas, principalmente pick ups; el asalto a transeúntes, negocios y casas particulares.
Aparte, la sociedad huehueteca es testigo (desafortunadamente como una especie de invitado de piedra porque no pasa nada) de la manera “sui géneris” como se imparte “justicia” entre nosotros, de la descarada violación a las leyes del País cuando vemos por todas partes y a todas horas, como se ofrece combustible, evidentemente de contrabando, a precios tentadores para los usuarios a quienes ya no importa que tenga agua y que además deteriore rápidamente el motor del vehículo, porque ya no pueden adquirir el combustible “legal” cuyos precios están por los cielos.
La sociedad es testigo de la manera como se manejan ciertos negocios del Estado sin siquiera ruborizarse porque, a pesar de quien sea, favorecen principalmente a los financistas y activistas de campaña, sin importar que dichos negocios sean lesivos para el erario nacional; los nombramientos y contratos de personal, con rarísimas excepciones (que por lo mismo debieran encuadrarse para ser históricas), recaen únicamente en quienes llevan “el puño cerrado” y tienen la rúbrica de la persona que, con “mucho cuello” en la cúpula, maneja todo lo concerniente al Departamento de Huehuetenango.
Y como que todo lo anterior fuese una peste maloliente y contagiosa, en otros niveles, otrora muy prestigiosos y decentes, ahora se vienen tomando decisiones sesgadas, absurdas y lo peor, con la seguridad de que nosotros, el pueblo, vamos a aceptarlas tranquilamente y solo decir “amén”. Con ello, ocurren por lo menos dos cosas: 1º. Estamos concientes que siguen pretendiendo insultar nuestra inteligencia, dándonos gato por liebre, y 2º. Todos quienes nos percatamos de estos actos de corrupción rampante, que le otorgan a un simple “plebeyo” lo que es del César, sentimos asco y desprecio por quienes, siguiendo el ejemplo de los “descubridores” de estas tierras, quieren seguir regalándonos espejitos a cambio de nuestra dignidad. Como afirman en un “spot” publicitario: SASEO.
Ante esto que está ocurriendo y otras tantas cosas que sabemos por la “socialización” de boca en boca y que no se publica en los medios, preguntamos: ¿Qué hacen las autoridades centrales para controlar semejante relajo? ¿Cómo es que se atreven a afirmar que todo va mejor cuando somos testigos de lo contrario?
Señores: Hace años, desesperado y conciente de que llegábamos a la orilla de un abismo sin fondo, escribí, lleno de angustia algo que llamé “Paren el Mundo que me quiero bajar…”. Hoy, conciente de que no hay la suficiente fuerza ni el apoyo necesario para pedir que detengan el tambaleante y riesgoso movimiento del Globo Terráqueo, ni tampoco que logremos una revolución estructural total, solo nos queda implorar al Supremo Hacedor que si Cristo vendrá de nuevo, que por favor, se apresure; que venga ya…Es casi imposible esperar mas tiempo. Ahora sí: AMEN.
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