domingo, 2 de junio de 2013

PRIVILEGIO JUSTO:

Perdidos e impactados como estamos por la información política desestabilizadora que ensombrece el panorama nacional, olvidamos pequeños detalles, si se quiere, que cambiarían un poco el rumbo de nuestras vidas.

Hemos sido testigos del juicio que se inició en contra de los Generales retirados José Efraín Ríos Mont y José Mauricio Rodríguez Sánchez que se convirtió en un circo y en el fiasco del siglo. Están siendo juzgados por un delito que jamás se cometió en Guatemala, porque nunca hubo genocidio en el País, aunque el abogado Héctor Reyes de CALDH haya pedido que nos metan a la cárcel a quienes opinamos de esta manera (Vaya manera de pensar de una persona que, como abogado, es parte de esta organización de derechos humanos); y pertenece a una agrupación socialista que debiera siempre tener presente la defensa del sagrado derecho de la libertad de expresión y opinión.

También seguimos de cerca (aunque sea por los medios electrónicos) todo lo ocurrido en el secuestro del expresidente de Guatemala, Lic. Alfonso Portillo Cabrera, que fue sacado intempestiva y violentamente del Hospital Militar de la capital, en donde se encontraba bajo tratamiento médico no por una sino por varias dolencias clínicamente comprobadas por el INACIF. En el secuestro intervinieron autoridades y personal policíaco y militar tanto del País como de los Estados Unidos, en una flagrante ilegalidad y violación de los derechos humanos del Lic. Portillo; esto último puesto de manifiesto por el propio Procurador de DH, Lic. Jorge de León Duque.

Supimos, por último de la conclusión, después de cinco meses, de la interpelación del Ministro de Cultura en el Congreso; si algo de positivo dejó esta barbaridad circense (que lo dudo), costó a los guatemaltecos un paralización casi total de ese organismo del Estado por el mismo tiempo, a un costo de casi ciento cincuenta millones de quetzales tirados a la basura por los “honorables” diputados. Muy amantes y seguidores del conocido refrán popular que dice: “Lo que no te cuesta, que se haga fiesta”.

Y escribía que por estas cosas “tan absurdas de la vida”, olvidamos pequeños detalles que, si nos fijáramos en ellos, cambiarían el rumbo de muchas vidas haciéndolas caminar por los senderos de la solidaridad y el amor al prójimo.

Hay leyes en el País que tienden a privilegiar y proteger a las señoras en estado de gestación, a los minusválidos y a las personas de mayor edad, pero eso es solo letra muerta porque en la práctica, este grupo de personas es motivo de exclusión cuando no de agresión verbal.

Ejemplos: Encargados de la seguridad de agencias bancarias, en detrimento de la empresa a la cual pertenecen, hasta con violencia, obligan a estas personas a ocupar los últimos lugares de las largas filas que se producen; tampoco respetan cuando existe una ventanilla especial para ellos porque ahí se ven jóvenes que, con todo descaro, ocupan lugares que no les pertenecen y nadie dice nada.

Lo mismo ocurre en cualquiera de las filas que se forman para pagar impuestos tanto gubernamentales como municipales; no se ve personal que apoye a los mencionados y hay quienes de verdad, ya no pueden permanecer mucho tiempo de pie (porque obviamente no existe lugar donde sentarse), precisamente por su condición física; pero eso, a muy pocos les importa.

¿Qué tal sería que los funcionarios hicieran cumplir la ley en este aspecto? Pero si no la conocen y tienen un poco de sentido común, ordenen que se privilegie a este grupo de personas que realmente merecen esta deferencia.

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