VIOLENCIA E INSEGURIDAD

Hemos comentado con anterioridad que el Gobierno de la República seguramente después de evaluar y analizar la situación de violencia e inseguridad en el municipio de Huehuetenango, tomó la determinación de incluirlo entre las comunidades que necesitaban una protección especial por medio de un comando integrado por elementos de la PNC y el Ejército, de manera que se convirtiera en un “municipio seguro”.

            Fresco está el recuerdo de la inauguración oficial del trabajo que estas fuerzas especiales prestarían a los vecinos porque fueron presentadas, con todas las de ley, en el Parque  Central para que todos fuésemos testigos del número de elementos que se traían, así como el armamento, vehículos y equipo especial conque contarían.

            Una vez mas creo que hubo ilusión y esperanza sobre que las cosas cambiarían para mejorar en nuestra población; pensamos que los delincuentes que actúan a diario en diferentes niveles para amargarnos la vida, por fin serían convenientemente controlados y reducidos al orden; creímos de buena fe que, a partir de aquella fecha, podríamos volver a salir con toda seguridad de nuestras viviendas con la certeza de volver a ellas después del trabajo, con la confianza de entrar y percatarnos de que todo estaba cabal y que nuestra pareja y nuestros hijos, no habrían sufrido ningún atraco y ni serían víctimas de un acto delincuencial, luego de sus estudios y su trabajo.

            Seguridad y transparencia fueron los ofrecimientos principales de campaña de quienes ahora ocupan el poder ejecutivo y, no es que pretendamos echar mas sal en la herida pero, todos tenemos la impresión de que las cosas por ese rumbo, no van nada bien; la mayoría pensamos que por el tiempo transcurrido desde que este gobierno principió, a estas alturas, esos ofrecimientos (que ellos dicen que no son tales sino compromisos con el pueblo), ya debieran estarse cumpliendo sin paliativos. Y no debiera ser de otra manera porque se van acercando a su segundo aniversario.

            Pero no es una simple percepción la que tenemos; es algo que los mismos reportes policiales confirman y que seguramente se quedan cortos ante una realidad mucho mas alarmante. Por ejemplo: En los siete días comprendidos del 11 al 17 de Octubre de 2,013, la Policía Nacional Civil, reporta el robo de 12 motocicletas; algunas de ellas se las llevan porque están estacionadas en diferentes lugares de la vía pública, pero otras les son arrebatados a sus conductores a punta de pistola o de armas blancas a cualquier hora, en cualquier lugar, sin que los dueños de estos vehículos sean auxiliados por nadie quedándose con una impotencia que angustia, que desespera y que, obviamente, pone en entredicho a quienes tienen la obligación constitucional de proteger la vida y los bienes de los guatemaltecos.

            Cada semana que pasa es lo mismo: asaltos, robos, extorsiones, violencia intrafamiliar, violaciones, asesinatos y personas que ingresan a los hospitales con heridas de bala o de armas blancas. Si pensamos que debemos agregar los sucesos que mucha gente prefiere ocultar por múltiples razones, tenemos un panorama desolador y nada edificante que se suma a este lamentable estado de cosas.

            Las encuestas, en su gran mayoría, confirman lo que aquí planteamos y estadísticamente, afirman la pérdida acelerada de confianza en las actuales autoridades.

            Las preguntas del millón que muchos se formulan son las siguientes: ¿Será que el gobierno ya no puede hacer nada mas de lo que ha intentado?  ¿El Ejército ha dejado de cumplir órdenes estrictas de su Comandante General? ¿El Ministerio de Gobernación no puede con la seguridad interna? O, por fin ¿Los problemas del Ministerio de Finanzas, además de la renuncia del titular, son tan serios que no cuenta con los fondos suficientes para que el gobierno en general cumpla con su cometido?

            La situación se presta para un análisis total.