domingo, 3 de noviembre de 2013

¡ALERTA!

En el espacio editorial del semanario anterior efectuamos un ejercicio histórico superficial de la corrupción enorme por parte de dirigentes de entidades que captan dinero en nuestro País y que acabaron con las ilusiones de miles de guatemaltecos honestos que confiaron sus ahorros e inversiones en esas empresas.

            Hicimos referencia claramente a lo que en años recientes ocurrió con el Banco del Café, con el Banco de Comercio y, escribimos, “con una Cooperativa de Huehuetenango”; algún amigo, un poco despistado, me ha preguntado a que Cooperativa me refiero.

            Honestamente creí que todos teníamos noticias de lo que sucedió con una Cooperativa de la cabecera municipal de Cuilco cuyos dirigentes, algunos de ellos,  “se mandaron”, otorgando préstamos hipotecarios millonarios sin que los inmuebles que quedaron en garantía tuviesen el valor apropiado para respaldar cada préstamo.             Supuestamente “el negocio fue redondo” para los involucrados, pero la pérdida para los asociados que confiadamente depositaron su dinero en esa cooperativa, fue devastadora. Se quedaron sin nada muchos de ellos.

            Acompañé un domingo, hace años, a un amigo que había encaminado sus gestiones ante esa cooperativa para que le otorgaran un crédito de menos de Q.150,000.00; la garantía era su casa de habitación valorada en Q.500,000.00. A pesar del día que era, las instalaciones estaban llenas de personas que hacían trámites. Alguien nos pidió que esperáramos sentados en uno de los ambientes. Estando en ese lugar se acercó un joven trabajador de la cooperativa y dirigiéndose a mí, preguntó  “¿Ustedes son los que vienen por el préstamo de los tres millones de quetzales?”; Quedé atónito, apenas pude balbucear un  “No” que salió como pidiendo permiso de mi garganta.

            En ese momento principié a elucubrar una serie de pensamientos incómodos, pero fue el punto de partida para que iniciara investigaciones sobre aquella institución que se fue al abismo, tal como imaginé desde aquel instante.

            Instituciones que captan dinero o que reciben dinero del extranjero o del gobierno y que se convierten en bancos, cooperativas, financieras, ONGs, etc., pueden, en un momento determinado, estar dirigidas por elementos nocivos para la sociedad que únicamente están esperando el momento oportuno para dar el “zarpazo” y enriquecerse ilícitamente con movimientos financieros fraudulentos o simplemente firmando documentos con el propósito de dilapidar, arriesgar indebidamente, despilfarrar o derrochar el dinero que no les pertenece.

            Si desgraciadamente llegan a puestos directivos de alguna cooperativa u otra institución, políticos criollos adictos al corrupto sistema guatemalteco ¡Mucho ojo! porque están acostumbrados a utilizar el dinero del pueblo a su sabor y antojo y a manejar las instituciones que les confían, como que si fuera su finca particular; ejemplos de ello…sobran.   

            Y no solo los asociados deben tener cuidado con sus ahorros; también otros dirigentes que son mancomunadamente responsables de “las ocurrencias” de la cúpula y que sin tener culpa, pueden ser acusados de complicidad; lo mismo podría ocurrir con funcionarios que no por ignorancia sino por servilismo, estén proclives a caer en actos delictivos por obedecer órdenes ilegales; mas vale que los “echen” mandándolos a su casa y no que se vayan al “bote” por aceptar y participar en actos de corrupción.

            Y como reza el título de esta columna; todos debemos estar ¡alerta! y actuar en consecuencia ante señales negativas inequívocas.

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