domingo, 12 de enero de 2014

LIBRE EMISION DEL PENSAMIENTO

Lo que abordamos brevemente en la columna anterior merece una explicación mas detenida y detallada para comprensión total del tema.

            Los hechos se inician porque, por medio de su órgano de prensa escrita, El Periódico, el comunicador social José Rubén Zamora Marroquín inició una serie de críticas y señalamientos fuertes en contra del Presidente, Vicepresidenta y altos funcionarios del actual gobierno; algunas de estas críticas firmadas con su nombre y otras en una sección de dicho periódico que se denomina “El Peladero”.

            Recientemente la Vice-Presidenta no soportó mas y presentó una denuncia judicial en contra del periodista (por acoso), ante los oficios de la Jueza que atiende los delitos de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer y violencia sexual, explotación y trata de personas; lo increíble es que la jueza aceptó la demanda y prohibió al periodista que perturbe  o intimide, que tenga acceso al domicilio temporal o permanente, ni a su lugar de trabajo o estudio de la señora Baldetti a quien supone “agraviada”.

            Por su parte el Presidente, ante los oficios de otro juzgador, presentó otra denuncia en contra del mismo personaje por los siguientes delitos: Coacción, extorsión, violación a la Constitución y desacato a los presidentes de los órganos del Estado (dicho sea de paso este último supuesto delito está excluido del ordenamiento jurídico guatemalteco, hace tiempo). Este juez, ni lerdo ni perezoso, como la jueza antes indicada, también aceptó sin dilación la acusación presidencial antepuesta y decretó arraigo en contra del Sr. Zamora.

             Estas acciones evidentemente equivocadas al tenor del artículo 35 de la Constitución de la República, lejos de amedrentar al periodista, lo han fortalecido y lo convierten en un símbolo de la libertad de expresión, recibiendo apoyos increíbles nacional e internacionalmente; entonces el responde con la petición de antejuicio en contra de los funcionarios, principalmente por abuso de autoridad, que podría convertir el asunto en un peligroso “boomerang” para quienes iniciaron las querellas.

            Así las cosas y ante las críticas recibidas, que son como metralla procedente de lugares inimaginables, incluidas las personales que ha recibido el Presidente en su periplo por los distintos medios de comunicación al aproximarse el 2º aniversario de su gobierno, no encontraron mas camino que desistir de las querellas penales y anunciar que buscarán el tribunal de imprenta que es la vía correcta y constitucional para dirimir este tipo de problemas mediáticos.

            Estas acciones han dejado muy mal sabor de boca en incontables personas en Guatemala y el extranjero y nos hacen pensar en varios detalles que habrá que analizar a fondo: ¿Son idóneos los asesores jurídicos de la cúpula presidencial? Porque los errores cometidos en este caso son monumentales. ¿Existe la auténtica separación de poderes del Estado? Porque los jueces implicados, con la aceptación de ambas querellas y las decisiones tomadas, estampan la firma de simples alfombras. Las querellas presentadas ¿Acaso no representan un anuncio de lo que le pueda ocurrir a otros periodistas que decidan criticar agriamente a los funcionarios? Porque este asunto, no parece un “simple error” de los gobernantes. En el caso de los periodistas y quienes hacemos uso de los medios de comunicación ¿Valdría la pena que todos recordemos o estudiemos lo relativo a la deontología periodística (Ciencia y tratado de los deberes) y de la ética profesional (Relativa a la moral y a las obligaciones filosóficas del ser humano) para realizar un trabajo honorable y responsable dirigido al bien común?

            Ninguno se puede perder en asuntos propios de los medios de comunicación que se deben dirimir conforme a lo que estipula el artículo 35 de la Constitución (Libertad de emisión del Pensamiento) y a lo que reza la ley constitucional derivada de ello. El estudio de ambos preceptos (Artículo y Ley) es de importancia para todos.

            El trabajo de cada quien, desde su trinchera, deber dar como resultado una Guatemala mucho mejor de la que actualmente tenemos.

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