martes, 4 de noviembre de 2008

LÁGRIMAS

Cuantas veces en la vida hemos de derramar lágrimas por sentimientos de diversa índole que nos sacuden el espíritu por una serie de circunstancias a cuales mas diversas.
Algunas veces el llanto nos corroerá el alma; otras, las lágrimas serán como el bálsamo que nos ayudará a sacar de dentro sentimientos que de otra manera podrían causarnos un perjuicio vital indescriptible.
Cuando niños, el llanto se desborda por cualquier cosa principalmente por las reprimendas de nuestros progenitores que, en su afán de encaminar nuestra vida por el sendero correcto, no dejan pasar oportunidad para señalarnos lo que está bien y lo que está mal; algunos de estos señalamientos pueden convertirse en un regaño doloroso; pero también los niños con el llanto, chantajean a quienes les rodean; ese chantaje puede cubrir buena parte de la vida en el caso de algunas mujeres.
El hombre, mas delante de su vida, se cuidará de no volver a derramar lágrimas para no ser considerado débil o afeminado; de aquí se desprende que dejaremos el llanto mas bien como una debilidad femenina que como cualquier otra cosa. Es bien conocida la frase “Los hombres no lloran” y quienes mas, quienes menos, nos hemos apegado estrictamente a esta especie de sentencia.
Pero ¿Realmente los hombres no lloran?. Sí lo hacemos, pero generalmente en la intimidad, ahí donde nadie nos ve; ahí donde nadie nos oye.
¿Cuándo llora un hombre? Probablemente a la pérdida de un ser muy querido; ante la decepción causada por un comportamiento inusual y negativo de un hijo/a; frente a la frustración ocasionada por una injusticia que nos deja impotentes; por la pérdida del trabajo que nos da el sustento, por la quiebra de nuestra empresa o de nuestros ahorros y porque sentimos que son cosas irremediables; cuando por la edad avanzada, estamos convencidos que nos tratan poco menos que como una basura o desechos inservibles.
Insisto: Esas lágrimas llenas de angustia, serán siempre derramadas en el lugar mas recóndito de nuestra vivienda o acompañados por el “silencio” del campo.
Pero estar en la compañía de un hombre, gozando de su confianza, en el momento que se decide a relatarnos sus cuitas y en el transcurso de lo minutos se va dejando llevar por sus sentimientos pletóricos de impotencia ante la injusticia que contra él se comete, devastado porque considera que lo único que ha hecho es trabajar con dignidad y decoro y a pesar de eso lo van a dejar en la lipidia, creyendo que no encontrará la luz que pueda salvarlo...Y sus lágrimas, lágrimas de desesperación, de angustia pero también de cólera y de sublevación, caen mojando sus mejillas curtidas por el Sol y por el tiempo, parece que también nos queman el alma y nos contagian sus sentimientos de protesta ante tanta vileza.
Ver correr esas lágrimas de hombre y sentir el llanto desesperado de alguien que podría colapsar, ha sido una de las peores experiencias que me ha tocado vivir durante estos días en que parece que la tragedia se cierne sobre nosotros. ¡Que doloroso y cruel ha sido para mí!
Y lo peor de todo es que siento que no puedo hacer nada. Lo peor de todo es que yo también me siento impotente...

0 comentarios:

Publicar un comentario

Envíenos sus comentarios. Los comentarios que contengan expresiones soeces o fuera de lugar serán eliminados por nuestro equipo de moderación. Rogamos incluir su nombre y correo electrónico.

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio