ACTITUD ESCOLAR

Mencionamos en nuestros semanarios anteriores que quizá lo que mas profundo dolor ha ocasionado en el espíritu de la comunidad, aparte de los asesinatos de los trabajadores del transporte urbano, es la agresión de que fueron objeto los niños de la Escuela de Párvulos Edelmira Mauricio y la niñas de la Escuela Jacinta Molina que en ambas oportunidades (24 de Abril y 20 de Mayo), sufrieron los efectos perniciosos del gas lacrimógeno y la huída de sus respectivos edificios escolares en condiciones precarias y desordenadas, de la que fueron protagonistas.
Estos niños han quedado traumatizados hasta tal punto que en el curso de la presente semana, la inasistencia a sus clases ha sido el pan nuestro de cada día. Ha bastado que a algún trasnochado se le ocurra decir en algún servicio de comunicación social de cualquier índole, que los antimotines andan por ahí por la razón que se les ocurra, para que los chiquitines ya no quieran asistir a clases o que los padres de familia no los manden o si ya están en la escuela, corran para recogerlos.
Esta psicosis que se ha generado, al mejor estilo del cuento aquel de “ahí viene el lobo”, no puede cambiarnos la vida tan radicalmente. Es hora de que, independientemente del problema ocasionado por elementos electos tan equivocadamente para dirigir los asuntos municipales, nosotros volvamos a nuestra vida normal y dejemos ya que quienes deben hacerlo resuelvan, con la ley en la mano, lo que haya lugar.
Lo principal lo hará El Supremo Creador que iluminará la conciencia de quienes deben actuar en beneficio de la población en general.
Mientras tanto, Maestras y padres de familia de los establecimientos tantas veces mencionados, han solicitado a la Gobernación Departamental que, por razones obvias, la Comisaría 43-11 sea retirada de inmediato de las proximidades de ambas escuelas oficiales.