RECUENTO DE DAÑOS
La Comisaría No. 43-11 de la PNC, luego de los eventos desafortunados del 20 de Mayo, fue parcialmente quemada pero rápidamente se ha venido reconstruyendo para ponerla nuevamente en servicio; los daños que se ocasionaron en el lugar deben incluir la pérdida total de un vehículo tipo pick up, utilizado como auto-patrulla con las siglas IPM, al que los revoltosos le prendieron fuego.
También se habla de computadoras, papelería y otros equipos que quedaron inservibles; así mismo se estuvo mencionando de un segundo vehículo oficial destruido por la muchedumbre pero no hemos podido localizarlo para verificar el hecho.
También se lanzaron objetos contundentes en contra del edificio de la SAT en donde el mayor perjuicio consistió en la destrucción de una buena cantidad de vidrios de los ventanales que dan al Parque Central y a la 3ª calle; no se registraron aquí otros daños materiales ni mucho menos personales.
El edificio del Colegio Privado Mixto Americano que está situado al final de la 3ª calle, hacia el norte de la ciudad a donde ingresaron elementos del Ejército para resguardarse ante el empuje de la multitud, también sufrió daños de consideración por cuanto la muchedumbre ingresó al interior del mismo luego de derribar la puerta principal en busca de los militares; en el interior se lanzaron objetos contundentes que destruyeron vidrios y dañaron puertas, muebles y paredes; los perseguidos huyeron de este lugar hacia otro colegio que están en la última parte del sector en donde también se produjeron algunos daños de consideración.
En este último lugar fue capturado uno de los soldados que quedó herido al saltar de un establecimiento al otro y, sin prestársele la atención que merecía y necesitaba, estaba siendo objeto de elemento de canje por el supuesto asesino de piloto y ayudante, que fue el hecho que dio origen al desaguisado que vivimos.
En el Parque Central y sus alrededores la muchedumbre sin control, arrancó pedazos de banqueta y porciones de los bordos de los arriates que convirtieron en proyectiles que lanzaban en contra de los anti-motines que, esto a su vez, regresaban hacia la multitud congregada en los lugares de contienda.
Viviendas y negocios cercanos a la Comisaría también fueron objeto de daños, en algunos casos cuantiosos, si tomamos en cuenta la situación económica precaria de algunos de sus propietarios.
A la Gobernación Departamental ingresaron las turbas por una puerta lateral que se sitúa sobre la 2ª calle y 4ª avenida; ocasionaron daños de menor cuantía pero se apropiaron de dos computadoras portátiles según el reporte oficial.
Pero talvez el daño mayor del que tengamos que hablar, es a la imagen de Huehuetenango en su conjunto pero muy particularmente, a las autoridades imposibilitadas de asumir el control inmediato del desorden. Es, ciertamente, muy lamentable, que no se tenga la menor esperanza de un estricto régimen de seguridad del que todos podamos estar confiados cuando se presentan casos fortuitos e imprevistos como los que nos ocupan; pero si nunca contamos con la seguridad para vidas y bienes estando la situación “normal”, creo que no podíamos esperar otra cosa en casos difíciles como los que estamos viviendo.
Si bien es cierto que la multitud que ocasionó los daños estuvo integrada por elementos de muy diversos estratos sociales, también lo es que el “san benito” le ha caído al pueblo huehueteco como tal; y quienes ahora nos juzgan, jamás pretenderán ni promoverán una distinción entre los que participaron y los que no; aquí “justos y pecadores” pagamos por igual.
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