TRANSCRIPCIONES
Comparto con Uds. el siguiente comentario que han hecho llegar a este semanario; creo que no hemos mencionado para nada lo relativo al tema que el remitente aborda pero...aquí está:
”hola creo yo que huehuetenango es un lugar con mucho potencial en cuanto a reinas de bellza se refiere y no me queda mas que opinar o mas bien sugerirles algo una reina de belleza tiene q tener preparacion y todo lo que corresponde y creo yo que ante la situcion la mejor candidata a reina departamental es la señorita mariel saucedo, es muy bien merecedora de dicho evento ya que este año nos represento en el evento miss guatemala por ende creo que se merece ese titulo ademas de la oportunidad de representar a nuestro hermoso departamento en el certamen reina nacional de la independencia a celebrarse en quetzaltenango en el mes de septiembre , reocdemos ella esta preparada y lista para representarnos en este evento y sin duda alguna lo ganaria solo espero que tomen en cuenta este comentario feliz dia”
En el semanario anterior, por una de “esas cosas tan absurdas de la vida”, no complementamos una comunicación electrónica que recibimos del laureado poeta toneco Danis Rodríguez. Hoy si está íntegra y la copiamos gustosamente:
“Que tal don Leonel, le saludo desde acá, de El Salvador.
Siempre veo su blog y, es literalmente el único medio que tenemos de saber que ocurre por allá por nuestras tierras.
Tal vez podemos abrir una forma de comunicación más directa o le enviaré la dirección de un blog en donde pongo algunos poemas.
Le quería contar que conseguí otro premio de poesía, esta vez en España, en el lugar en donde nació Jorge Manrique, el de las "Coplas a la muerte de mi padre"
Le envio la copia completa del poema ganador en un archivo adjunto; escrito en versos manriqueños (4 y ocho sílabas)
El sitio del ayuntamiento de Segura de la Sierra, en donde aparece el resultado del certámen es
http://www.ayuntamiento-seguradelasierra.com/, por si lo quiere ver.
cuidese
Danis”
Danis Omar Rodríguez
Caminando por la ciudad
Frío del alma en la vida
en calles con flores pálidas
y contritas,
puño golpeando una herida,
mariposas de crisálidas
ya marchitas.
Un mundo que cae a gritos
de soledad, amargura
y tristeza
con sentimientos contritos,
escondidos en la oscura
fortaleza.
Las calles desfilan frías
con caminantes de acero
que no sienten
ni tristezas ni alegrías,
todos con semblante fiero,
combatientes
de la senda individual,
cada quien en su pelea
con el viento;
y se mide el bien y el mal
según lo que se desea
al momento.
Crecen paredes de piedra
crecen ventanas de acero
yo lo sé,
detrás de muros de hiedra
y mascaras de dinero
ya no hay fe;
sólo temor a lo humano,
sólo miedo al sentimiento
y al dolor;
nadie a quien tender la mano
o disminuir sufrimiento
por amor.
Calles repletas de pasos,
de carros y de sirenas,
y de angustias,
que muestras sobre los brazos
cien tatuajes y cien penas;
caras mustias
que nadan en la ciudad,
que saltan por los caminos
impasibles;
buzos de la oscuridad,
nadando hacia los destinos
inasibles.
Sobreviviendo entre carros
Entre los carros veloces
que bordean las aceras
puedo oír
unas apagadas voces
que golpean las fronteras
del sufrir;
niños que mueven las manos
con suplicantes sonidos
por comida;
amigos ellos, hermanos
personajes compungidos
en la vida.
Los niños, tiernos infantes
están bordeando la ruta
del abismo
entre calles galopantes
y vendedores de fruta;
el paroxismo
de la calle los ignora,
los empuja hacia el olvido,
salto a salto
y la voz de su alma implora
entre llantas y el chirrido
del asfalto.
Los niños juegan eternos
entre carros insensibles
al dolor,
crecen en el alma inviernos
por los niños invisibles
al amor.
Y luego estamos nosotros,
yo escribiendo, tu leyendo
y así cada
uno mirando a los otros,
mientras seguimos haciendo
casi nada.
Los niños están rodeando
la amplitud de la tristeza,
la amargura;
mendigan ellos, jugando,
con esa prisa traviesa
sin censura;
niños felices de risas,
niños sin culpas ni penas,
su presencia
llega al alma cual la brisa
natural de almas serenas
de inocencia.
Y el futuro que se aleja,
como buque de los puertos
con cinismo
mientras la maldad festeja
sus cuarenta mil aciertos
de egoísmo.
¿Quién fue el que indujo a Pandora
a liberar tantos males
que no alcanza
la liviandad de la aurora
a ver entre los mortales
la esperanza?.
Veinte espinas en los ojos
veinte golpes en el pecho
veinte angustias
sobre los tibios despojos
de los que viven sin techo;
caras mustias
de niños que nada tienen,
de niñas que esperan nada
de lo oscuro;
infantes que se entretienen
jugando por la ensenada
sin futuro.
Frente a uno mismo
Me crecen a mi las penas
adentro de la tristeza
y la ansiedad
¿A dónde fueron las buenas
intenciones, la pureza
y la bondad?
¿A dónde fue la ternura
que se mostraba al hermano
y al amigo?
crece en el alma pavura
pues nadie extiende la mano
ni el abrigo.
¿Quién soy ante tal tragedia?
¿qué parte de humanidad
he perdido?
Me despierto acá y me asedia
sentimientos de impiedad,
tanto ruido
no me permite escuchar
el murmullo y el quejido
de los niños
que viven sin alcanzar
ni percibir el sentido
del cariño
Me crece un temblor de miedo
entre las redes del canto,
soy sufriente
ser humano, apenas puedo
deshojarme, en parco llanto,
del presente.
Soy caminante de calles
que no tienen sentimiento
tu me ves
ir anotando detalles
y reclamándole al viento
con los pies.
¿Quién abraza a los alados
seres que van sin futuro
por el mundo
luminoso y encumbrado?,
¿quién puede cubrir lo oscuro
y tremebundo
del presente macilento
de quienes viven sin casa
en la acera
durmiendo bajo ese viento
y viviendo tan escasa
primavera?.
¿Quién puede calmar el llanto
de alguien que no tienen gotas
en los ojos?
¿quién puede hablarnos de cantos
entre las veredas rotas
y entre abrojos?
Dime tú, ser de este día
tú, parco de sentimientos.
La estulticia
triunfa sobre la alegría
y se respiran los vientos
de injusticia.
Tiempo que no tienen nombre,
almas que no tienen penas
ni conciencia,
nada hay ya que nos asombre
cegados por las sirenas
de la ciencia.
Ya no miramos las flores
ni vivimos la alegría
de la entrega,
nadamos en los colores
por tanta tecnología
que nos ciega.
Hay un fragor de egoísmo
del individuo que hila
su mortaja
para darse, solo, el mismo,
un corazón que destila
entre la caja
mortuoria, gris soledad;
que el hombre, vano, atesora,
que rezumba
entre la dura impiedad
y que llevara en su hora
a la tumba.
Atardecer en la calle
Se desdibujan los pasos,
la ciudad se desvanece
por la tarde;
un cielo con cien ocasos
junto al día que perece
mientras arde.
Es la noche que comienza
su intensión de oscuridad
disolviendo
los semáforos; la intensa
extensión de la ciudad
va creciendo.
Los niños juegan sombríos
en lo triste del momento;
se hunde todo
entre la noche y su frío
entre la noche y su viento
codo a codo
lloran estrellas del cielo
mientras todo se desploma
grito a grito
y en lo cándido del suelo
se va sintiendo el aroma
del detrito.
Los niños juegan con hambre
mientras los rostros cansados
de amplio ceño
van perdiendo su raigambre
y vienen parcos los hados
desde el sueño.
Los niños buscan rincones
para evitar ese viento
sin medida
y a poco sus corazones
van calentando el cemento
con su vida.
San Juan Opico, La Libertad, El Salvador
Diciembre 2009
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