domingo, 30 de agosto de 2009

COCA

Las Encuestas han demostrado la enorme incidencia de la cocaína en las relaciones de todo tipo en países de América, del continente europeo y del mundo entero.
Basta decir que al analizar en laboratorios de primer nivel dólares, euros y demás papel moneda que tiene una tremenda demanda, se ha detectado que existen evidencias de cocaína hasta de un 99 por ciento en algunos de estos billetes, que demuestran, con meridiana claridad, que están siendo utilizados por personas que comercian o se drogan permanentemente.
Es un secreto a voces que en muchos países existen autoridades permeadas por el narcotráfico hasta tal punto, que los “capos” del negocio mas rentable que existe en este momento, son el verdadero “poder tras el trono”. En estas y otras naciones, empleados, funcionarios y policías, dependiendo del puesto e importancia, aparecen en las planillas de los carteles del narcotráfico con salarios que los convierten en verdaderos potentados, si tomamos en cuenta el sueldo oficial que devengan; poseen vehículos de lujo y residencias en donde el “menaje de casa”, le “quita el hipo” al mas pintado.
Y difícilmente las cosas cambiarán a pesar de los discursos de limpieza total que publican los gobernantes que al final de cuentas, también se benefician y mucho, de esta podredumbre que nos rodea y que nos agobia.
Nadie entiende como los Estados Unidos que “invierte” cantidades millonarias en países latinoamericanos para frenar el cultivo, procesamiento y transporte de la coca, es el máximo consumidor del producto y a su país sigue ingresando cualquier cantidad de kilos por aire, mar y tierra y...no pasa nada; solo se supone que las cantidades monumentales de polvo blanco que se queman en las acciones policíacas en América Latina, no es precisamente la cocaína que se ha incautado en operativos muy publicitados y que “autoridades” coludidas han cambiado oportunamente. Y todo sigue igual o peor.
Los procesos eleccionarios están impregnados, como los billetes, de un fuerte olor a coca; por lo tanto, quienes en muchos casos ocupan cargos de elección popular de toda índole, se deben al narcotráfico y “gobernarán” para favorecer el negocio, pese a quien pese.
Ante este lamentable estado de cosas, yo también me sumo a los poquísimos periodistas que propugnamos por la legalización, no solo de la coca, sino de todos los estupefacientes habidos y por haber.
Esta será la única forma de acabar con la corrupción en sus mas altos niveles y también terminará con el enriquecimiento ilícito de “tirios y troyanos”. Solo de esta manera terminarán las llamadas narcomatanzas que impactan y ensombrecen el panorama urbano y rural.
¡Piénselo! Y si le parece que tenemos razón, iniciemos una cruzada para la legalización del negocio de las drogas en Guatemala.

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