DESTRUYEN HUEVOS

A pesar de que muchos carecemos de este importante producto avícola; a pesar de existen cientos de miles de familias en la mas extrema pobreza; a pesar de que no existen programas específicos para tan siquiera paliar la hambruna que ya no se puede esconder en Guatemala; a pesar de que tenemos aquí en Huehuetenango varios municipios considerados como algunos de los mas pobres, tan extremadamente pobres que ya son considerados por estudios serios como en estado miserable, un distinguido, noble, estudioso, equilibrado y muy enterado de la pobreza en la cual vivimos en Guatemala, un funcionario de los prestigiosos órganos de justicia, recién ordenó la destrucción y posterior incineración de 85,000 huevos que ingresaron a Guatemala por alguno de los pasos que tenemos en la frontera mexicana, por no contar con la documentación respectiva.
Fue muy lamentable observar como se tiraron a un agujero de regulares dimensiones las unidades de producto avícola para después prenderles fuego.
Nos preguntamos: ¿En nuestro País no existe algún mecanismo justo que permita que el resultado de estos operativos contra el contrabando, cuando se trata de productos alimenticios, pueda entregarse a familias comprobadamente pobres? ¿No ayudaría, aunque sea un poco, para mitigar el hambre que padece tantísima gente en nuestro País que se les entregaran productos alimenticios en lugar de quemarlos o que alguien haga su “agosto” con ellos? ¿Es que acaso no se han repartido vehículos de lujo y armas sofisticadas decomisadas a delincuentes, entre determinados “funcionarios”?
Si han encontrado las “veredas legales” para ese tipo de repartición, será mucho mas sencillo encontrar los mecanismos adecuados y honorables para entregar alimentos confiscados a comerciantes descuidados, de manera que alivien el hambre de tanta gente necesitada.
Hoy hemos sido testigos de un acto deleznable con visos de alguna legalidad pero totalmente contradictorio en un País que se está muriendo de hambre, por lo tanto, no podemos menos que hacer un llamado a quienes tienen en sus manos este tipo de decisiones, en el sentido de que antes de ordenar una barbaridad como esta, piensen en que son muy pocos los guatemaltecos privilegiados que cuentan con un salario mensual que les sirve para solventar todas sus necesidades y muchos, mas del noventa por ciento, los que no tenemos esa ventaja; dentro del porcentaje mayor, se cuentan cientos de miles de familias que no tienen para comer bien ni siquiera una vez al día.
Por el hambre de estos últimos, les pedimos en el nombre de Dios, que antes de echar a la basura los sagrados alimentos, ordenen distribuirlos entre gente pobre, sin distingos políticos o religiosos.
¡Amén!