domingo, 3 de abril de 2011

¡ACELERACIÓN!

¡No! ¡No vamos a escribir sobre vehículos y motores de gran potencia! Vamos a hacerlo sobre los trabajos que en este momento se están ejecutando en el Parque Central, el Edificio Municipal y la Catedral de Huehuetenango.
Un sector de la población como que se deslumbró porque en este tipo de trabajo de remozamiento, re-avivación, re-vitalización, re-modelación o como quiera que pueda llamársele (el nombre es lo de menos), los ejecutores izaron la bandera de la Unión Europea y con ella principiaron a navegar y lo han seguido haciendo. ¿Por qué? Probablemente para obtener cierta credibilidad para hacer, des-hacer, suspender, prolongar, etc., después de contratar a la empresa ejecutora e instruirla convenientemente para la realización de los trabajos.
Lo cierto es que el 80% de los fondos que se han estado empleando en esta labor que entra dentro del tema de la atracción turística, provienen de los impuestos de países del continente europeo que proveen el dinero para que países sub-desarrollados como el nuestro, lo inviertan en la satisfacción de las necesidades urgentes que pudiéramos tener los habitantes de lugares como Huehuetenango, concebidos como muy necesitados de fondos extranjeros para su progreso y desarrollo.
Pero tenemos la leve sospecha de que los dineros de dichos países, no son manejados específicamente por instituciones que los representen directamente sino por empresas u ONGs contratadas para el efecto; o sea, quienes manejan los fondos reciben comisiones por ello y son las responsables ante sus contratantes de que todo marche bien; pero como dice una canción de dos décadas atrás: “estamos…tan lejos, tan lejos como de una estrella…”
Por lo tanto los trabajos a los cuales nos referimos han estado siendo ejecutados por constructoras que, debemos apuntarlo con claridad, no llenaron las expectativas de seriedad, responsabilidad y calidad que los huehuetecos entendidos en la materia esperaban de algo que tiene que ver directamente con “el corazón de la ciudad”.
Todos supimos que las cosas no andaban del todo bien cuando sin motivo justificado se colocaron algunas láminas en un sector del Parque Central sin nada adicional que las justificara; tanto así que semanas después tuvieron que retirarlas ante la justa indignación de algunos ciudadanos.
Posteriormente, cuando cercaron el área del Parque con láminas de zinc, a pesar de que no se tenía la oportunidad de ver con facilidad lo que ocurría en su interior, el pueblo pudo darse cuenta de algún tipo de material de baja calidad que se utilizaba, de las constantes suspensiones en las labores, de las “chamuscas” que algunos de los “trabajadores” se “echaban” en supuestas horas laborales y de otra serie de “sutilezas” que dejaban muy mal parada a “la unión europea” y sus contratados.
La entrega de los trabajos se fue posponiendo por las razones antes apuntadas y ahora se espera que en diez días se produzca la culminación e inauguración de la obra que deberá estar funcionando, como sea, para la Semana Santa.
La pregunta fundamental: ¿Se dará tanta belleza?

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