domingo, 10 de abril de 2011

EL RINCÓN DE EDWIN: Réquiem por mi maestro, el Doctor Joseph Keckeissen


Con una tristeza profunda, se me ha comunicado que hoy domingo 3 de abril de 2011, a las 8:30 p.m., a la edad de 86 años, 2 meses y 19 días, ha visto La Divina Luz del Señor, nuestro amadísimo Maestro, Doctor Joseph Edward Keckeissen Mc Nally.

Su cuerpo será velado en el Templo de San Nicolás de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. y la Misa de cuerpo presente será el lunes 4 de abril a las 7:00 p.m. El martes se llevará el cuerpo a la ciudad capital de Guatemala, en donde se celebrará una segunda misa en el Santuario Nacional Expiatorio al Sagrado Corazón de Jesús del Colegio Don Bosco a las 11:00 a.m., posteriormente será llevado al Cementerio La Villa para su entierro al medio día.

Se fue mi gran Maestro, mi gran amigo. Me siento abandonado, sin el consejo, la orientación, la crítica dura y enérgica, el amor, la dulzura, la sinceridad, la candidez y la transparencia del Doctor Keckeissen. Mi corazón y mi espíritu clama en medio del desierto, en gritos silenciosos que trascienden la soledad, como tierno becerro cuyo padre ha muerto fisicamente. Dios se ha llevado a mi amigo y yo me quedo en este lindo mundo terrenal, a la vez que llorando, bendiciendo a Nuestro Señor Jesús, por tanta delicia que me ha brindado, al permitirme tan grandioso regalo de haberme conducido a la tutela, sabias enseñanzas y virtuoso ejemplo de Doctor Keckeissen.

Muchísimo se escribirá acerca de su legado a lo largo de varias generaciones. Dejaré a sus ilustres alumnos, líderes notables del orden nacional y mundial las exaltaciones, narraciones y copiosas referencias que corresponda; habrá mucho tiempo para ello.

El Doctor Keckeissen fallece hoy, día de San Ricardo, obispo y confesor, cuyas virtudes, me ponen a reflexionar en la vida de mi Maestro, por lo que Él nos compartió a mi esposa Mirna y a mi, nuestros amigos me han relatado y de lo que yo pude ser testigo durante el tiempo que tuve el privilegio de acompañarle. Por ello incluyo el siguiente texto, de una lectura relacionada con San Ricardo y que dejará una dulce sensación a quienes conocieron al Doctor Keckeissen, practicante de la pobreza de espíritu, conocedor profundo y disfrutante de la Ciencia como ninguno otro, de los beneficios de la libertad plena y de la alta productividad que Él conocía, practicaba y transformaba en abundantes donaciones, abandonándose a sí mismo.

MEDITACIÓN SOBRE LA POBREZA Y SOBRE LAS RIQUEZAS

I. Sea que Dios te haya hecho nacer pobre, o que tú mismo te hayas despojado de tus bienes para abrazar la pobreza religiosa, ama tu pobreza. Sé verdaderamente pobre de espíritu y reprime todo deseo inquieto de poseer; espera la herencia que Dios te promete, es decir, la posesión de su gloria. No busques otro tesoro que la gracia de Dios; poseyéndola poseerás a Dios mismo y serás feliz. Quien posee a Dios, ¿no es acaso suficientemente rico?

II. Si estás en una situación intermedia entre la opulencia y la pobreza, no trates de elevarte. Mira a los que son más pobres que tú, y estarás contento de tu medianía; darás gracias a Dios de que te haya puesto en el estado que anhelaba Salomón cuando decía: Señor, no me deis ni la pobreza ni la riqueza; concededme sólo lo que necesito para mi subsistencia (Proverbios).

III. Si eres rico, mantente alerta; las promesas de Jesucristo no son para ti. Si tu corazón está adherido a tus riquezas, corres riesgo de perder el cielo. ¡Ah! ¡cuán difícil es no amar lo que se posee! ¿Cómo menospreciarás aquello que te obtiene estima y consideración? ¡Oh ricos, cuán peligrosa es vuestra condición! ¡Cuán de temer que, por haber gozado de los bienes de la tierra, no seáis privados de los bienes del cielo!

Tomado de: http://www.tradicioncatolica.com/index.php/2008/04/03/3-de-abril-san-ricardo/


Él Doctor Keckeissen, hoy descansa y disfruta del cumplimiento de las maravillosas promesas de Jesús y su Santísima Madre en quienes depositó firmemente su fe. Su espíritu ahora, está vivo en nuestro interior, animándonos. Mi corazón atisba el consuelo, pues mi amigo no se ha ido; su presencia de vida, ha marcado con fuego mi corazón.

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango, 3 de abril de 2011.

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