domingo, 15 de mayo de 2011

EL VEREDICTO

Seguramente en la historia jurídica del País, dos sentencias habían sido esperadas con ansiedad por parte de un enorme sector de ciudadanos guatemaltecos, de ideologías encontradas, que esperaban la decisión en derecho de dos juicios iniciados hace tiempo: La del Expresidente Constitucional de la República Licenciado Alfonso Portillo Cabrera y la del ExDirector del Sistema Penitenciario del Gobierno del Lic. Oscar Berger Dr. Alejandro Giamatei.
Ambas fueron pronunciadas por los juzgadores en el curso de la presente semana; la primera en términos de absolución a favor del expresidente izquierdista en decisión dividida con el voto razonado de la presidenta del tribunal y la segunda, cuya jueza, mandó sobreseer el caso iniciado en contra del político derechista.
Ambas decisiones, mas la primera, han generado polémica tremenda en los medios de comunicación, la mayoría de los cuales no han sabido entender a cabalidad cual es el papel, en estos casos de juicios mas políticos que jurídicos, de la prensa nacional que no debiera salir de su papel de informar con veracidad y opinar con equidad.
Tanto en la información como en la opinión ha sido el hígado mas que la mente, el que ha dirigido dardos muy venenosos en contra de las juezas y abogados defensores del caso Portillo; a la jueza que sobreselló el caso contra Giamatei la han olvidado convenientemente. Un análisis somero de la situación que se ha dado apenas con horas de distancia, nos puede ofrecer un panorama de cuan sesgada pueden estar instituciones de todo tipo que generan presión (generalmente por cuestiones económico-políticas) cuando de opinar sobre casos como los que nos ocupan y en los que tienen intereses bien conocidos.
Luego de las sentencias han demonizado a juezas y abogados que solo han querido cumplir cada uno con su profesión haciendo uso de su sano juicio, tratando pruebas, evidencias y testimonios conforme derecho y, supongo, con estricto apego a la ley. No puede ser de otra manera por cuanto la otra parte, tiene el derecho, del cual harán uso, de su oposición mediante la apelación en donde podría caerse la sentencia de primera instancia si es que no está estrictamente apegada a derecho y eso revertiría la decisión inicial.
Ningún Juez que se precie de ser justo y honesto va a permitir que su prestigio e idoneidad quede en entredicho en casos de “alto impacto” como les llaman a estos.
La crítica entonces, no debe demonizar a juzgadores y abogados de la defensa; debe centrarse, con pleno conocimiento de causa, sobre el Ministerio Público, sobre la CICIG y sobre todos aquellos entes que tuvieron bajo su responsabilidad el proceso acusatorio. Bastará con tratar de contestar una sola pregunta: ¿Hicieron bien su trabajo?
Los críticos de ambos juicios pero principalmente del primero, deben realizar un trabajo profesional, ecuánime, imparcial y objetivo y a partir de la o las respuestas de la pregunta original, encontrarán el camino correcto: No se vale utilizar el desprestigio continuado en contra de los actores para convencer a la población; eso es de villanos.

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