sábado, 27 de septiembre de 2008

PERIODISMO PARTICULAR

Me gusta “sazonar” algunos de los espacios de este pequeño periódico cibernético semanal con dos cosas: 1º.: Un estilo personal que no se ajusta del todo a ciertos parámetros de tipo general que los “expertos” en la materia han dado a conocer en los textos universitarios y 2º.: Me encanta apoyar mis puntos de vista en los famosos proverbios o refranes que son producto de la sabiduría popular y que se han transmitido de generación en generación; y siguen ahí, por algo será.

“No soy monedita de oro para caerle bien a todos”; sabemos que en cuestión de opinión no existe ninguna limitación posible si no es el respeto, la cordura y sobre todo, olvidarnos de la persona que opina para centrarnos exclusivamente en “qué es lo que opina” y rebatir, con argumentos sólidos, si es posible, una visión que pudiera estar equivocada del asunto en cuestión.

Lamentablemente, cuando nos sentimos apabullados por una opinión contraria a nuestros intereses y no encontramos maneras lógicas y puntuales para rebatir, nos vamos “por la tangente” y cometemos el error de los intransigentes, de los obtusos, de los “de mentes” del tamaño de pulga, insultando, agraviando, difamando a aquel que cometió la osadía de disentir en un momento determinado.

El pensamiento no se puede censurar; las ideas tampoco; las opiniones suyas y mías son el producto tangible de ideas y pensamientos; podemos disentir, pero el hecho de que Ud. piense diferente no significa que yo lo ataque diciendo que Ud. es un resentido porque “hace mil años, lo dejaron al margen del manejo económico de su iglesia”. Tampoco lo puedo acusar de “apañar” los supuestos desmanes financieros de un grupo determinado de religiosos o de munícipes, o de políticos o de lo que sea. ¡No! Si quiero sostener un debate serio con Ud., debo comenzar por respetar su individualidad y centrarme exclusivamente en el tema en cuestión. Porque ¡Óigame! Todos en la vida, unos mas que otros, tenemos cola que nos pisen y no vaya a ser que quien se mete “en trapos de cucaracha” primero, salga por “el lado de las pistoleras”...O que “le salga el tiro por la culata”.

Nadie tiene el derecho de acusar a otra persona si no tiene las pruebas contundentes que lo respalden o ... dicho de otra manera “digo que la gata es parda porque tengo los pelos en la mano”; si yo acuso así no mas, porque estoy colérico en vista de que “ese desgraciado” aireó mis “movidas” o las “movidas” de mi pariente o amigo, simplemente caigo en los delitos de injuria, calumnia, difamación o falsedad que son penados por la ley.

Todos, periodistas o no, gozamos de la libertad de expresión que nos otorga la Constitución Política de la República de Guatemala y además, es uno de los derechos fundamentales de los seres humanos; lo que necesitamos para que este derecho no se conculque jamás, es utilizarlo con responsabilidad, seriedad y perfecto conocimiento de causa y ¿Sabe qué?: Antes de utilizar un medio de comunicación para expresarse o supuestamente contestar una opinión adversa o tratar de “enmendar la plana” a alguien, cuente hasta cien o hasta mil, apacigüe el hígado y controle la “bilis”, luego despierte su materia gris y cuando emerja lo mejor de su cerebro, entonces “adentro que están torteando”; su participación no será motivo de burla sino atinada y muy respetable.

Es mas: Si tiene pruebas contundentes de que determinado funcionario o exfuncionario, han cometido actos reñidos con la ley, denúncielos ante las instancias correspondientes, no vaya a ser que si no lo hace, lo acusen a Ud. de omisión de denuncia que también es delito.

Pero apláquese, no saque el hígado a relucir; déjelo que cumpla las funciones orgánicas para las cuales fue creado; si hace lo contrario, será Ud. quien “quede mal parado”.

Y tal como dijimos: “en gustos se rompen géneros...”, por lo tanto entre mis lectores habrá quienes aplauden mis “ocurrencias”; otros leen, fruncen el ceño, cierran los ojos y ... ¿Qué puedo hacer? Simplemente seguir escribiendo con alguna congruencia, sobre “casos y cosas” de Huehuetenango, Guatemala y el Mundo. Y que Dios nos ayude...a todos ... ante este periodismo tan particular.

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