sábado, 27 de septiembre de 2008

UNA VALIOSA CONTRIBUCION

Gracias a la inter-acción que se da con nuestro amables lectores a través del blog “Aquí Huehuetenango”, hemos recibido una valiosa contribución derivada de uno de los temas que hemos tratado y que se explica por sí misma. Lamentablemente no se consignó el nombre del remitente; solo tenemos la dirección de su correo electrónico; en todo caso, por su contenido, lo transcribimos textualmente:

“No son lesivas las restricciones de los distintos ministerios o carteras competentes para salvaguardar el patrimonio huehueteco, al contrario, son una medida que pone freno a los arrebatos de cualquier persona que quiera echar mano a edificios como éste que tiene más de 100 años y que fue, con su entorno, una de las joyas que ennoblecían ésta ciudad. No se trata además de guardar “su fachada” se trata de restaurar el edificio completo y proponer un reciclaje de actividades, algo que no ponga en peligro la integridad del mismo, ésto, de la mano del ministerio de cultura y de las organizaciones competentes.
Modernizar Huehuetenango no se refiere simplemente a trabajar, sino a realizar esos trabajos teniendo en cuenta todas las variables a integrar, para que luego no nos arrepintamos de las monstruosidades realizadas en pro de “modernizar”, sin saber que significa eso desde un punto de vista urbano y arquitectónico”.

Estamos parcialmente de acuerdo con la exposición de nuestro amigo desconocido del ciber-espacio. ¿Cómo no va a ser así si siempre hemos insistido en que la obra pública, cualquiera que esta sea, debe ser planificada, dirigida y ejecutada por expertos en la materia?

Pero nuestro punto no es precisamente ese por cuanto que en la práctica ocurre algo que “conserva” las fachadas en muy malas condiciones y los interiores han sido derruidos o los han demolido para que esos espacios sirvan como parqueos; esto en algunas construcciones públicas y privadas declaradas como “monumentos nacionales”.

En el antiguo hospital, la fachada se conserva, erosionada por el paso del tiempo, pero al observar el interior el único sentimiento que sobresale es lástima, mezclada con cólera y frustración. Este lugar está semi-destruido; en el se depositan grandes cantidades de basura y también hay un espacio que se convirtió en parqueo público.

Del puente de Jumaj (otro “monumento”) que dejó aislados a varios miles de vecinos que viven una situación realmente muy difícil, afirman que colapsó nuevamente porque el IDAEH no permitió que se trabajase con profesionalismo, aún sacrificando la comodidad y la estabilidad de quienes viven en la zona 6 y en general de todos nosotros.

Estamos de acuerdo con conservar el patrimonio cultural de Guatemala pero no a costa del sacrificio de propietarios y vecinos; que haya conservación cultural pero que las instancias comprometidas eroguen los recursos para ello; que se conserven los “monumentos nacionales” pero sin restricciones lesivas que comprometan el bienestar de la gente en general, pero sobre todo de la mas pobre y necesitada.

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