domingo, 5 de octubre de 2008

DISPOSICIONES NO MEDITADAS

Hace algunos meses el Ministro de Energía y Minas (que dicho sea de paso ha dado mas de un traspiés en su gestión), anunciaba a los cuatro vientos que el reloj en Guatemala, se adelantaría una hora durante seis meses para “ahorrar combustible en la generación de energía”. Casi de inmediato, columnistas de distintos medios de comunicación social, versados en la materia, ofrecieron argumentos sólidos para demostrar lo frágil y equivocado de la decisión que el Gobierno tomaría; este actuó de manera tan oportuna y sabia que desistió de tan cuestionable determinación y la gran mayoría de guatemaltecos les agradecimos que no se cambiara la hora.
Hoy se han emitido dos disposiciones que tienen que ver con la educación de los niños y adolescentes de nuestro País.
La primera de ellas apunta a que a partir del ciclo escolar del año 2,009 los alumnos de los establecimientos públicos no tendrán la obligación de usar el llamado uniforme escolar y afirman que eso, fundamentalmente, tiene una connotación económica e igualitaria, socialmente hablando.
Algún maestro con experiencia y algún padre de familia carente de recursos económicos, debieran informarle a quienes tomaron la determinación que con dos pantalones y dos camisas, los varones, y dos blusas y dos faldas, en el caso de las mujercitas, pueden pasar todo el ciclo escolar; algunos, los mas pobres, se la pasan con una sola prenda de vestir de cada tipo.
Si la decisión no tiene “marcha atrás”, como suelen afirmar en las cúpulas gubernamentales, los educandos usarán mucha mas ropa exterior y mas variada, para acudir a su establecimiento; ello redundará en mas gasto para los padres.
Por otra parte, quienes mas tienen visten mejor a sus hijos, con ropa mas fina y mas cara, en detrimento de la autoestima de los mas pobres. No es que seamos agoreros o sabios, es que la experiencia nos lo dicta.
Trabajé mas de treinta años como maestro y jamás, que yo lo hubiese visto, se le prohibió a un alumno de los llamados indígenas a que usaran, siempre, sus trajes autóctonos, aunque estos sí son muy caros; pero esa es su decisión y siempre se respetó.
Por otro lado, el uniforme ayuda a distinguir a los estudiantes y con ello se ha evitado que los llamados “mareros” ingresen ilegítimamente a los establecimientos a hacer de las suyas; si la determinación gubernamental cobra vigencia ¿Cómo harán maestros y autoridades para saber “quien es quien”?
Honestamente creemos que la decisión, en lugar de ayudar en el proceso educativo vendrá a entorpecerlo en muchos sentidos; son muchos los argumentos que podríamos aportar; aquí solo hay unos pocos.
Ojalá lo piensen mejor y solamente el MINEDUC regule inteligentemente el uso de uniforme escolar.
En el próximo boletín analizaremos la otra “medida”: No cobrar un solo centavo en la inscripción escolar de las escuelas públicas.

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