domingo, 31 de octubre de 2010

SUMA Y SIGUE

Recién la semana anterior hacíamos algún tipo de reflexión sobre la extrema violencia que nos toca vivir en este Departamento que, hasta hace poco, había sido uno de los mas pacíficos y tranquilos de Guatemala.
El carácter y la idiosincrasia tradicionalmente pacífica de los pobladores dio pábulo para algunas bromas, principalmente de comunidades en donde la pistola al cinto de sus habitantes, siempre fue una característica que los identificó como “hombres de pelo en pecho”; nosotros, los que nacimos en Huehuetenango, a pesar de algún tipo de burlas, conservamos el apego a las normas de la paz y la concordia.
Pero “de las aguas mansas sálvenos el Señor” apunta el refrán; al paso de los años Huehuetenango se ha convertido en uno de los mas violentos del País; cada semana tenemos que anotar víctimas mortales que se cuentan por decenas en los anales policíacos.
Esta semana hemos vivido otro crimen a consecuencia de la excesiva codicia y apego enfermizo al dinero; ha caído, asesinado de tres balazos certeros, Marín, originario de la aldea de Suculque del municipio de Huehuetenango.
Trabajaba en el Departamento de Seguridad de la empresa Mont-Cel, que se dedica a la comercialización de aparatos telefónicos celulares y que ha tenido un crecimiento enorme desde su instalación; por lo tanto se ha convertido en fuente de trabajo para muchas personas que, con sus ingresos, están resolviendo los coletazos de esta depresión económica de la cual no hemos podido emerger.
Me ha comentado el Gerente de la empresa, que Marín se había convertido a fuerza de trabajo honrado y eficiente, en uno de sus colaboradores mas cercanos y confiables y que sabía que podía contar con él, en cualquier momento y circunstancia. Me dice además, que era el sostén de sus padres, de su esposa y dos hijos que han quedado en la orfandad.
Marín y Rocío, el viernes alrededor de las cinco y media de la tarde, llevaban un depósito al banco que está a una cuadra de las instalaciones de la empresa; por razones que se ignoran, solo iban dos personas, cuando las instrucciones precisas es que siempre vayan por lo menos tres personas.
Esta tarde, sobre la 7ª avenida, a la vuelta de la empresa y a unos pocos pasos del banco, dos hombres jóvenes con armas de fuego, les arrebataron el dinero no sin antes dispararle seis balazos a Marín que recibió tres de ellos y que aún, agonizante, logró responder el fuego. Los criminales huyeron pero dejaron tirada una pistola y el celular, evidencias suficientes para investigadores profesionales que con ellas, seguramente descubrirán a los asesinos.
Marín pudo ser atendido inmediatamente porque muy cerca del lugar de los hechos funciona un Hospital Privado, cuyo personal se desentendió de la vida del herido creyendo talvez que no habría quien pagara el servicio; caso contrario estaríamos enalteciendo sus servicios aunque el hombre de todas maneras hubiese muerto; pero no hay peor lucha que la que no se hace.
¡Nuestras condolencias a la familia de Marín, a sus compañeros de trabajo y a la Empresa Mont-Cel!

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