domingo, 14 de noviembre de 2010

NUESTRA REALIDAD

La constancia histórica que dejamos escrita en la sección de “Sucesos” en nuestro semanario de la presente fecha no hace nada mas que corroborar en toda su plenitud, lo que se ha venido comentando continuamente: Huehuetenango ha cambiado tanto que cualquier persona que hubiese vivido aquí años atrás si vuelve, sentiría que llegó a un lugar totalmente diferente.
Aquí, tal como lo expresara alguien cuyo nombre no recuerdo, “se han desatado los demonios”: Asesinatos, secuestros, extorsiones, ajustes de cuentas, robos de vehículos, desapariciones forzadas, suicidios y párele Ud. de contar. Yo no se como logramos todavía medio vivir en un ámbito congestionado de tanto delito y de tanto crimen.
Nosotros, los ciudadanos de la llanura, estamos con las manos atadas ante el poderoso armamento que se utiliza para la comisión de tanto ilícito; las autoridades de la seguridad nacional nunca aparecen cuando se trata de crímenes de “élite”; pues ¿Qué van a hacer con sus “pistolitas”?
Nos han rebasado en toda la línea mientras el gobierno de turno asegura y perjura que los índices de violencia han disminuido de acuerdo con los indicativos oficiales. No hay dinero para equipar adecuadamente al Ministerio de Gobernación y al Ministerio de la Defensa para que, en operativos mixtos, le hagan frente a quienes matan indiscriminadamente a ciudadanos comunes y corrientes, pilotos automovilistas, mujeres trabajadoras, empleados del Estado, Alcaldes Municipales y a quien se les “ronca la gana”.
Pero si hay dinero para otras “causas” que en este momento, suenan a música perversa y a campañas políticas fundamentadas en la odiosa compra de voluntades que riñen con un espíritu libertario y democrático, único camino para nuestro encuentro con un futuro mejor.
No hemos visto por ninguna parte que la violencia extrema que nos consume haya sido combatida con inteligencia; lo único que salta a la vista es que la mayoría, por no decir todas las estructuras oficiales, han sido permeadas por el verdadero poder que rige los destinos patrios y que al final destruirá los fundamentos de un estado de derecho que ya casi no existe, para dejarnos como el estado fallido en el que ya vivimos.
Hasta instituciones internacionales que en un momento significaron un signo de esperanza, han enseñado el cobre y van apareciendo como lo que verdaderamente significan: Una artera puñalada y una traición para el País que les abrió las puertas.
Guatemala y los guatemaltecos necesitamos urgentemente un golpe de timón que nos encamine a puerto seguro; Huehuetenango, por su parte, un Departamento fronterizo y por ello mismo complicado de dirigir, necesita: Primero, de ciudadanos firmes y valientes; Segundo, de funcionarios probos, así mismo valientes, de esos que no se venden ni se compran y que estén dispuestos a enfrentar los retos que la vida actual nos plantea.
Toda la gente honesta, que es la mayoría, debemos unirnos fraternalmente para “sacar el buey de la barranca”.

1 comentarios:

A las 15 de noviembre de 2010, 13:47 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Triste.....

 

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