TREINTA AÑOS:
Debo escribir, antes de hacer referencia al tema que he seleccionado para esta oportunidad, que estoy convencido que dentro de todos los movimientos que en Guatemala se han producido en el ámbito político, con armas o sin ellas y desde el descubrimiento del Continente Americano, el mas valioso, según mi criterio personal, es la Revolución del 20 de Octubre de 1,944 por los sustanciales cambios que se dieron, no solo en la conducción de la cosa pública, sino por los indudables beneficios que dicho movimiento revolucionario trajo para la población en general.
Con esta aclaración, ahora sí debo anotar que esta semana, justamente el 23 de Marzo, se cumplieron 30 años del movimiento gestado por los oficiales jóvenes del Ejército Nacional para el derrocamiento del gobierno del General Fernando Romeo Lucas García.
Algo inusitado porque se producía una especie de rebelión entre las filas del mismo ejército en contra de los intereses de oficiales de alto rango que por 16 años, como mínimo, se habían apoderado, mediante acciones no muy lícitas, de la conducción de los destinos del País, ocupando la Presidencia de la República y todos los puestos claves del Gobierno.
Tanto así que debemos recordar que el General Kjell Eugenio Laugerud García, arrebató un triunfo legítimo electoral al General José Efraín Rios Mont, candidato del Frente Nacional de Oposición en l974; luego vino el “triunfo” de Lucas García que en 1,982 se preparaba para entregar el poder a Aníbal Guevara que también habría “ganado” las elecciones y que ya no gobernó por el movimiento de hace 30 años.
Todo esto se inició en l,966 cuando el Ejército le entrega el poder al Dr. Julio Cesar Méndez Montenegro, quien triunfó en elecciones libres, pero que fue “condicionado” por medio de un documento militar que lo ataba tremendamente; lo sustituyó Carlos Manuel Arana Osorio y después los otros ya mencionados, todos Ministros de la Defensa antes de hacerse de “la guayaba”.
Esta sucesión militar en la Presidencia se termina el 23 de Marzo de 1,982; los oficiales jóvenes llaman a Rios Mont quien inicia esta nueva etapa acompañado en un triunvirato por Horacio Maldonado Shaad y Francisco Luis Gordillo Martínez. Y aquí la curiosidad: Dos huehuetecos integrando la cúpula gubernamental: El General Rios Mont y el Coronel Gordillo Martinez. Algo irrepetible en la historia de Guatemala.
Rios Mont, el 8 de Agosto de 1,983, fue sustituido en el mando por el General Oscar Humberto Mejía Víctores que nos lleva a la Asamblea Nacional Constituyente para promulgar la Constitución de 1,985 y a elecciones libres en donde triunfa clamorosamente el Lic. Vinicio Cerezo Arévalo, candidato de la Democracia Cristiana Guatemalteca.
Desde esta fecha los Ministros de Defensa se olvidaron de que estarían “predestinados” para ocupar la Presidencia del País y el Ejército, reducido considerablemente, inicia una alta profesionalización de sus oficiales, muchos de los cuales ahora, ostentan títulos universitarios y se olvidaron de la política estando de alta.
Hoy volvemos a tener un Presidente, militar retirado, que cumplió con lo que estipula la ley de la materia y que fue electo popularmente estando en la oposición. El resultado de su gestión es en este momento un misterio pero hablará con claridad a las nuevas generaciones.
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