domingo, 24 de agosto de 2008

EVIDENTE MALESTAR

Dentro de la sociedad huehueteca existen actualmente muchos motivos para que los vecinos no se sientan precisamente felices: La situación económica en franca recesión, falta de fuentes de trabajo, incremento de los precios de la canasta básica, de los pasajes tanto del servicio urbano como del Inter-urbano, la inseguridad reinante, la pretendida alza de impuestos, arbitrios, tasas, etc., los asaltos, robos y asesinatos de los días recientes, un gobierno municipal con la supuesta idea de manejar la cosa pública a la usanza de la jefatura de un cártel del narcotráfico, etc. Como el etc. puede ser infinito y los otros temas muy variados, solamente me voy a referir a la manera como vemos muchos, la gestión de la administración edilicia.
A lo largo de mi vida he visto desfilar múltiples gobiernos municipales, desde la Intendencia del señor Mariano Campollo (que dicho sea de paso pavimentó las primeras vías), pasando por nuestro primer Alcalde electo el Prof. Cesar Julio Mérida Vásquez; por alcaldes nombrados como don Sergio Ovalle y Salvador Efraín “El Chato” Mendoza, hasta llegar a los que vinieron después de 1,985 cuando se promulgó la actual Constitución Política de la República de Guatemala y nunca fui testigo de que a tan poco tiempo de tomar posesión, una buena parte de la población manifestara su malestar y descontento de formas tan disímiles pero elocuentes, por el supuesto mal manejo (en todo sentido) de la cosa municipal; a la actual corporación le cabe ese dudoso “honor”.
Tan enrarecido está el ambiente que el Alcalde tuvo que convocar a una reunión (con características de manifestación de apoyo) en los días recientes, que debió ser un alarde de apoyo popular por el dinero que se pagó, pero que se quedó en una pobre asistencia de sus mas allegados correligionarios, integrantes de “el gallo”, familiares y recién contratados servidores de la alcaldía. Hubo también disidentes que, según reportes de prensa, abuchearon la participación del alcalde a quien previamente le habrían grabado sonoros aplausos que se escuchaban en el servicio de amplificación (¿?¿?¿?¿).
La idea del alcalde, según lo manifestado públicamente, era presentar un informe de las acciones municipales en sus primeros seis meses pero la experiencia me dice que de la manera como se hizo, el informe únicamente llegó a sus adeptos mas radicales para quienes, suponemos, ese informe ni interesará ni mucho menos sería cuestionado. Los disidentes que lo escucharon, lo rechazaron de plano. Su flamante gerente administrativo de comunicación social de la municipalidad debiera asesorarlo en el sentido de que el planteamiento debe socializarse totalmente, utilizando todos los medios electrónicos de radio, televisión y el ciberespacio; los medios escritos de toda índole y los alternativos, para que, sin excepción, tengamos oportunidad de recibirlos, analizarlos y actuar en consecuencia.
Esta concentración en el Parque Central sirvió para que la prensa supiera cuanto dinero recibieron algunos y para que el alcalde se enterara de primera mano, de la ostensible disminución de su “caudal político”. Insisto: Nunca vi semejante frustración popular desde que principió el período de Alcaldes Municipales en el lejano 1,945 en Huehuetenango. Si yo estuviera en su lugar (Gracias a Dios no lo estoy) tomaría de inmediato dos acciones urgentes: 1o. Cambio radical en mi manera de ser y de gobernar cubriéndome con el manto de la humildad, asesorándome de personas honorables y sabias y 2º. Anular, por notoriamente improcedentes y dañinos, los contratos firmados con personal nuevo y evitar la intervención abusiva, producto de la mala fe y la ignorancia, de algunos munícipes a quienes, como quien no quiere la cosa, solicitaría amablemente su renuncia.
Acciones como las apuntadas, entre otras que vendrían por inercia, cambiarían radicalmente el rumbo de la Municipalidad de Huehuetenango que en este momento se asemeja a una barcaza que ha perdido la brújula y las velas, que navega sin rumbo en un mar embravecido y que pareciera que zozobrará sin remedio.
El naufragio no le conviene a nadie y es el capitán quien, para evitarlo, deberá lanzar por la borda todo el lastre que pugna por hundirlo.
P.S.: Las mayúsculas que debieran escribirse gramaticalmente en ciertas palabras utilizadas, las omitimos intencionalmente por razones obvias.

1 comentarios:

A las 2 de septiembre de 2008, 21:35 , Anonymous Anónimo ha dicho...

What a hard text !

 

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