SAN ANTONIO HUISTA:
Tengo casi medio siglo de decir y escribir en ocasiones que San Antonio Huista es para mí el más bello y su cabecera municipal la más hermosa del Departamento; pero las personas que lo pueblan no tienen comparación por su gentileza, benevolencia y hospitalidad; por el cariño entrañable que sienten y demuestran hacia aquellos que un día llegamos a trabajar, que probablemente hicimos las cosas bien y luego buscamos otro destino.
Axel Gilberto Funes me había invitado
continuamente para que llegara a compartir con los tonecos y yo no pude aceptar
por diversas razones, principalmente laborales; pero este año por fin las cosas
se dieron, nos pusimos de acuerdo y todo se concretó para el sábado 27 de este
mes; la idea es que me presentara en un acto lírico-poético para decir y
declamar algunos poemas; con ese único fin abordamos nuestro vehículo uno de
mis hijos y yo y enfilamos hacia ese soñado lugar paradisíaco.
Comenzaron los encuentros con
personas, todas maravillosas y “querendonas” con quienes nos fundimos en
abrazos pletóricos de cariño; las conversaciones salpicadas de anécdotas de
antaño que rememoraron tiempos que se fueron y en los que hubo solo armonía y
comprensión; luego el delicioso almuerzo y una siesta frustrada porque eran
casi las cuatro de la tarde, hora de principiar el evento.
El lugar: El Restaurante Huistlán
cuyos propietarios organizaron el acto, entiendo, con el patrocinio de otros
“Tonecos amantes de la Cultura”; lo primero que me llamó la atención fue el
lleno total del salón (especialmente construido para actos similares), sobre
todo para una actividad eminentemente poética y pensé “solo en San Antonio se
dan estas cosas”.
Tomé asiento en la fila de adelante y principió el
desfile de poetas y declamadores, la mayoría jóvenes y luego el conductor, me
llamó para que según yo, principiara mi participación; pero me tenían reservada
una sorpresa que me impactó de manera única en mi vida: estaban presentes
alumnos míos de la Primaria de hace cinco décadas que, al llamado se pusieron
de pié y se acercaron a abrazarme y a decirme cosas hermosas; una emoción jamás
sentida se apoderó de mí y me hizo enmudecer; tuvieron que darme tiempo para
recuperarme y principiar a hacer para lo que yo estaba preparado…Me hicieron
entrega de una plaqueta con una leyenda significativa por demás y un poema
enmarcado escrito por Axel, el Maestro que me sustituyó hace tantos años en el
puesto que dejé para ocupar
Cátedras en el INMAC. A
propósito, estaban presentes algunos de mis exalumnos de Magisterio a quienes
agradezco su cariño.
También recibieron reconocimientos
especiales Lenchito Mendoza, mi querido Director de la Escuela y Axel, reputado
profesor, escritor, poeta y periodista.
Total: Fue una sorpresa excepcional y
a lo mejor, ahora que estamos llegando al final del camino, Nuestro Padre
Celestial, guió la mano de los organizadores para que me hicieran sentir que
algo de bueno hemos hecho en la vida. ¡Muchas
gracias amigos y hermanos tonecos; que Dios les bendiga y les devuelva con
creces el hacerme sentir el más querido e importante de los mortales!
Juro que esto no lo olvidaré en lo que me queda de
vida…
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